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Ocio y cultura

Dulzainas en La Colodra: Una celebración musical sin fronteras

La asociación La Colodra conmemoró su 37º aniversario con un encuentro que revolucionó el concepto tradicional de la dulzaina. Tres grupos diferentes -Segoza, la pareja formada por Samuel Brogeras y Juan Carlos de la Fuente, y Arabesque- demostraron la versatilidad de este instrumento tradicional fusionándolo con flamenco y danza española ante un público entregado que abarrotó los Toriles de Casla.

La asociación La Colodra transformó el pasado sábado 7 los Toriles de Casla en un escenario único para la innovación musical, durante la celebración de su décimoctavo encuentro de dulzainas. El evento, que marcó el 37º aniversario de la asociación, reunió a cerca de 240 personas que llenaron este espacio reconocido por su excepcional acústica.

Ana Martín, vicepresidenta de La Colodra, destacó que el encuentro se concibió como "un espacio para la experimentación y la creatividad", reconociendo la naturaleza evolutiva de la dulzaina como instrumento vivo y en constante transformación.

El programa musical contó con tres propuestas distintivas que demostraron la versatilidad de este instrumento tradicional. El grupo Segoza, integrado por Carlos, Jesús, Alberto, Jere, Quique y Lourdes, provenientes de los grupos de danza del centro segoviano de Madrid y de la casa de Zamora, presentó un repertorio mayoritariamente original, incorporando diversos instrumentos junto a la dulzaina.

Una de las sorpresas de la tarde llegó de la mano de Samuel Brogeras, acompañado por el joven guitarrista flamenco arandino Juan Carlos de la Fuente. Su actuación revolucionó al público al fusionar la dulzaina con el flamenco, logrando que el instrumento tradicional se expresara con la emotividad característica del cante jondo.

El grupo Arabesque completó el cartel con una propuesta igualmente innovadora. Formado por el investigador musical Germán Alameda, el percusionista Jesús García al cajón flamenco, y el bailarín de danza española Javier del Real, el conjunto presentó composiciones originales de Alameda que fusionaron magistralmente los ritmos flamencos con la dulzaina y la danza, creando un espectáculo de gran intensidad expresiva.

El público respondió con entusiasmo ante estas propuestas innovadoras, solicitando varios bises a los artistas. Este encuentro singular, que sirvió como celebración del aniversario de La Colodra, demostró la vitalidad de una asociación que cuenta con casi 400 socios y que se distingue por el fuerte vínculo creado entre sus miembros.

El evento no solo marcó un hito en la trayectoria de La Colodra, sino que también evidenció las posibilidades de la dulzaina como instrumento capaz de transcender sus límites tradicionales, abriéndose a nuevos horizontes musicales y artísticos.