
Ocio y cultura
El colibrí y el incendio
(ADAPTACIÓN DE UNA FÁBULA POPULAR)
Cuenta la leyenda que existía un bosque en el que habitaban animales de todas las especies. La convivencia no siempre era fácil, pero la naturaleza es sabia y encontraba el equilibrio exacto para que todos vivieran en paz.
Esta perfecta armonía se truncó el día en que hubo un gran incendio. Se desconocía el origen del mismo, pero en pocos segundos la zona norte del bosque empezó a arder. Las llamas eran muy grandes e incontrolables. La hierba, las flores e incluso los arbustos estaban cubiertos de fuego, que también subía por los troncos de los árboles y empezaban a cubrir sus frondosas copas.
Ante esta situación, todos los animales empezaron a huir en la dirección opuesta, hacia el sur. Todas las aves dibujaban un camino aéreo, formando una fila pero en distintas alturas. Por el río, los animales acuáticos aleteaban fuerte a favor de la corriente para alejarse de allí. Los animales terrestres se encontraban en el camino principal, el que usaban los humanos senderistas cuando paseaban por allí, corriendo en distintas velocidades para intentar evitar incluso el humo.
Los animales escapaban en una perfecta armonía, a pesar del pánico y los nervios, y escapan en la misma dirección. Todos tenían cuidado de no pisar a los animales más pequeños y de no entorpecer el paso de los más rápidos. Incluso si algún animal se tropezaba o se cansaba, era ayudado por el resto.
Pero en esta huída tan sincronizada sorprendía la actitud de un pequeño colibrí. Aleteaba fuerte y rápido, volando por debajo del resto de aves y por encima de los animales cuadrúpedos. Parecía ser el primero en escapar, pero en poco tiempo el colibrí ¡volvía en la dirección del incendio! Todos los animales le advertían del peligro de volar hacia la zona norte del bosque. Más sorprendente era cuando de nuevo veían al colibrí volar sobre sus cabezas y escapar. Y al poco tiempo, de nuevo, volver en dirección al fuego. Así pasaba de manera repetitiva.
Un poderoso jaguar, extrañado y cansado de la actitud del pequeño colibrí, se dirigió a él de mala manera. - Dónde vas todo el rato, para arriba y para abajo. - Le dijo con tono serio y voz firme.
El colibrí se detuvo un instante sobre él, manteniendo su fuerte aleteo para no caer hacia el suelo, y amablemente le contestó. - Bajo hasta el lago y cojo agua con mi pico, luego vuelvo al incendio y vierto el agua sobre las llamas -.
Lejos de admirar su valentía, el jaguar se rió del pequeño colibrí. - Ja, ja, ja - gritó a carcajadas. - Eres un colibrí ridículo. Con ese pico tan pequeño que tienes, en el que apenas caben tres gotas de agua, es imposible que apagues el incendio. Ja, ja, ja -.
Pero el pequeño colibrí no se dejó intimidar por el gran jaguar ni tuvo dudas de lo que hacía. Y muy seguro de sí mismo, le dijo: - ya sé que es imposible apagar este gran incendio con tan poca agua, pero yo pongo todo de mi parte -.
El colibrí siguió volando hacia arriba y hacia abajo, fiel a su plan. El jaguar se quedó parado entre la multitud de animales que corrían hacia el sur, arrepentido por haberse reído del colibrí y reflexionando si él podría hacer algo más por ayudar.
