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Polémica en La Pinilla: el festival de música electrónica enfrenta a ecologistas y autoridades
La celebración del festival de música electrónica Zamna en la estación de esquí de La Pinilla, en el corazón del nordeste segoviano, ha desatado una intensa controversia que pone de manifiesto las tensiones entre el desarrollo económico local y la protección del medio ambiente. El evento, que tuvo lugar el pasado fin de semana, ha enfrentado a grupos ecologistas con las autoridades locales y los gestores de la estación, generando un debate que trasciende los límites del recinto festivalero.
Ecologistas en pie de guerra
La plataforma Salvemos el Pico del Lobo y Ecologistas en Acción alzaron la voz en contra del festival semanas antes de su realización. Ambas organizaciones presentaron alegaciones ante los ayuntamientos de Cerezo de Arriba y Riaza, argumentando la existencia de "riesgos evidentes" tanto para la población como para el entorno natural. Su preocupación se centra en el alto valor ecológico de La Pinilla, una zona adyacente al área protegida del Macizo Pico del Lobo-Cebollera, perteneciente al Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara.
"La fecha del evento coincide con la temporada de máxima restricción por incendios forestales en Castilla y León", advirtieron los ecologistas en un comunicado. "¿Miles de personas y maquinaria no son un riesgo añadido?", cuestionaron, poniendo el foco en la delicada situación ambiental de la región durante esta época del año.
Uno de los puntos más controvertidos ha sido el impacto acústico del festival. Según las estimaciones de los grupos ecologistas, el sistema de sonido podría haber superado los 130 decibelios, un nivel "considerablemente superior al de eventos musicales en estadios como el Santiago Bernabéu". Esta intensidad sonora, sostienen, podría tener "efectos devastadores sobre la fauna local, alterando los patrones de comportamiento de especies sensibles en un entorno que es un corredor natural".
La infraestructura sanitaria también ha sido motivo de preocupación. Los ecologistas han señalado que en todo el nordeste de Segovia solo hay una UVI móvil disponible, lo que consideran "insuficiente en caso de una emergencia durante un evento de estas características".
El Ayuntamiento defiende el desarrollo económico
Por su parte, el Ayuntamiento de Riaza ha defendido la celebración del festival como parte de una estrategia más amplia para revitalizar la economía de la zona. En un comunicado, las autoridades municipales explicaron que existe un contrato de arrendamiento para la explotación de las instalaciones de La Pinilla, aunque reconocieron que este no especifica cláusulas concretas sobre la celebración de eventos.
"El Ayuntamiento de Riaza firmó un acuerdo con esta empresa ante la situación económica que se encontraba la estación, buscando nuevas alternativas de negocio", declararon fuentes municipales. "La Pinilla siempre ha sido un motor económico de la comarca y queremos que siga siéndolo. Para ello, vemos que es necesario amoldarse a nuevas demandas de la sociedad".
Las autoridades locales insisten en que la responsabilidad de obtener los permisos necesarios y cumplir con las normativas ambientales y de seguridad recae en la empresa organizadora del evento. "El cumplimiento de responsabilidades ambientales, así como urbanísticas o de otra índole, han de realizarse por la empresa organizadora y serán motivo de autorización y vigilancia por otras administraciones", afirmaron desde el consistorio.
Asistentes expresan su descontento en redes sociales
El desarrollo del festival Zamna no ha estado exento de controversia. Aunque los organizadores han declinado hacer declaraciones, las redes sociales se han llenado de comentarios críticos de los asistentes, revelando numerosos problemas de organización y logística. Un usuario describió su experiencia como "decepcionante", detallando una serie de inconvenientes: "No había nadie del equipo de la organización en el festival para resolver problemas que surgieron como que no funcionaba la tarjeta cashless, no había ni un solo punto de agua ni papel en los aseos". Las condiciones climáticas también fueron objeto de críticas: "Sábado poca gente y mucho frío, solamente había estufas en la zona VIP y 3 en la zona para comer donde no había ni una mesa o sillas para sentarse".
Otro asistente fue aún más contundente, calificando el evento como un "desastre de organización" y expresando su indignación por las condiciones de alojamiento: "Vergüenza debería de darles de habernos metido a dormir en esas tiendas 'deluxe' con esa pendiente y engañados por ese video de publicidad". A pesar de las numerosas quejas, algunos asistentes reconocieron aspectos positivos, como la calidad del sonido: "Eso sí, tengo que decir que el sonido no decepcionó".
Más allá de la música: un debate sobre el futuro de la comarca
El debate generado por el festival Zamna en La Pinilla va más allá de un simple evento musical. Refleja la compleja tarea de equilibrar el desarrollo económico con la preservación del medio ambiente en zonas rurales y de alto valor ecológico. Mientras las autoridades locales buscan alternativas para revitalizar la economía y adaptarse a los desafíos planteados por el cambio climático, los grupos ecologistas insisten en la necesidad de proteger ecosistemas frágiles y garantizar la seguridad de la población local.
La experiencia de este fin de semana en La Pinilla probablemente servirá como un importante punto de referencia para futuras discusiones sobre el uso sostenible de espacios naturales y la organización de grandes eventos en entornos rurales. El desafío ahora es encontrar un equilibrio que permita el desarrollo económico sin comprometer la riqueza natural que hace de esta comarca un lugar único.
