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Santa Águeda en el Nordeste de Segovia: tradición que une generaciones
La comarca del Nordeste de Segovia vibra cada febrero con una de sus tradiciones más emblemáticas: la celebración de Santa Águeda. Una festividad que, lejos de perderse en el tiempo, se transforma y adapta para seguir reuniendo a mujeres de todas las generaciones en nuestros pueblos.
Durante varios días, las calles de la comarca se llenan de color, música y hermandad en una celebración que trasciende lo religioso para convertirse en un símbolo de identidad cultural y de empoderamiento femenino. Las "aguederas", como se conoce a las mujeres que organizan y protagonizan estos festejos, toman simbólicamente el mando de los pueblos en una tradición centenaria que se renueva año tras año.
"La tradición se transforma, pero no se pierde", comenta una vecina de 78 años. "Aunque cada vez somos menos, intentamos mantener vivo el espíritu de Santa Águeda".
Un mosaico de celebraciones
A lo largo y ancho de nuestra comarca, cada pueblo celebra Santa Águeda con su propio estilo, pero manteniendo elementos comunes que definen esta festividad. Desde la preparación de las tradicionales torrijas hasta la procesión con la Santa, pasando por las comidas de hermandad y los bailes al son de la dulzaina y el tamboril.
En Carrascal del Río, los actos comenzaron el jueves 6 de febrero con la elaboración de las tradicionales torrijas. Las manos expertas de las "veteranas" del pueblo, junto con las jóvenes aguederas, prepararon cerca de 800 unidades de este postre típico que luego compartirían con todo el pueblo. El viernes 7 por la noche, las sopas de ajo calentaron los estómagos de los vecinos en anticipación a la gran jornada del sábado.
El sábado 8, día grande de la festividad, tuvo lugar la tradicional "revolada", donde las aguederas, precedidas por la dulzaina y el tamboril, acudieron a casa de la Alcaldesa para después dirigirse juntas a la misa en honor a la Santa. La procesión posterior fue uno de los momentos más esperados: mujeres ataviadas con los tradicionales trajes segovianos y hombres con capa y sombrero bailaron al ritmo de la música tradicional, ofreciendo un espectáculo intergeneracional donde participaron desde los más pequeños hasta los mayores.
Las mujeres de Turrubuelo se reunieron el día 8 de febrero y una vez oficiada la misa, se procesionó y se danzaron jotas a la Santa. Después de la comida y reparto de los regalos sorpresa, se bailó y cantó hasta bien entrada la noche, siendo testigo de la velada "Las Escuelas" del pueblo, "en las que se pudo disfrutar de este día donde reinó el buen humor y las ganas de divertirse".
En Navares de Ayuso, las aguederas recorren las calles del pueblo al son del bombo, haciendo patente su presencia en una jornada donde, como ellas mismas afirman, "somos nosotras las que tomamos el mando".
El recorrido sigue un orden que casi podría deletrear el nombre de la Santa a la que honran:
- Salimos para hacernos oir por las calles del pueblo con el sonido del bombo.
- A la iglesia, nos dirigimos a la iglesia, donde veneramos a la Santa.
- Nos permitimos un aperitivo en la plaza y por suerte el tiempo nos acompaña.
- Todas, hombres y mujeres, aunque hoy somos nosotras las que tomamos el mando.
- A medida que pasa el tiempo el apetito se abre y ya estamos listas para comer.
- Agradecer a las que desde hace tiempo están preparando este día.
- Ganas no faltan de reír y compartir experiencias de otros años.
- Una de dos o bailamos después de comer o echamos unas cartas y algún juego.
- Encontrarse en ocasiones como esta merece la pena, lo importante es la compañía.
- Desde hace años se celebra este día, eso nos cuentan las más veteranas.
- Asi que, como canta la letra del mester, que no pase más de un año para volvernos a ver.
"Santa Águeda es mucho más que una fiesta religiosa; es un espacio de encuentro que fortalece los lazos comunitarios de nuestros pueblos", destaca una alcaldesa de la comarca.
La gastronomía, protagonista indiscutible
Si hay algo que une las celebraciones de Santa Águeda en todos los pueblos de la comarca es la importancia de la gastronomía. Las degustaciones de productos típicos se convierten en momentos de convivencia donde se comparten recetas transmitidas de generación en generación.
En Cerezo de Abajo, tras la procesión, se ofreció una degustación que incluyó chorizo, jamón, queso, tortilla de patata, torreznos, morcilla y, por supuesto, los dulces típicos. Todo ello regado con refrescos, limonada, cerveza y vino, al ritmo constante de la dulzaina y el tamboril.
"La comida es fundamental en Santa Águeda", explica una veterana de 60 años, mientras sirve una ración de tortilla. "Pasamos meses organizando la fiesta. Es nuestra forma de mantener vivo el legado".
En Honrrubia de la Cuesta, además de la misa celebrada el sábado, los vecinos se reunieron en una comida de fraternidad donde degustaron unas buenas patatas con costillas.
El desafío del relevo generacional
Uno de los mayores retos que enfrenta la festividad de Santa Águeda en la comarca es la falta de relevo generacional. En muchos de nuestros pueblos, la despoblación y el envejecimiento han provocado que cada vez sean menos las jóvenes que participan en estas celebraciones tradicionales.
"Cada año somos menos y más mayores", comenta una vecina de 78 años. "Cuando yo era joven, todas las mozas del pueblo participábamos con ilusión. Ahora apenas hay jóvenes que continúen la tradición".
Esta realidad se repite en numerosos municipios de la comarca, donde las "aguederas" veteranas se esfuerzan por mantener viva la celebración a pesar de la escasa incorporación de sangre nueva. "Hacemos lo que podemos con las fuerzas que tenemos", explica otra participante de 72 años. "Yo llevo viniendo a Santa Águeda desde que tenía 15 años, y me entristece pensar que esta tradición pueda perderse por falta de relevo".
La festividad de Santa Águeda se consolida así como un elemento de cohesión social y de identidad cultural en el Nordeste de Segovia, un territorio que lucha por mantener vivas sus tradiciones frente a retos como la despoblación y el envejecimiento.
