
Deportes
"Quería transmitir mi pasión por los caballos y contribuir al desarrollo de mi pueblo"
Prádena se ha convertido en el hogar de una nueva iniciativa empresarial que promete dinamizar la comarca. Ignacio Matesanz, un joven emprendedor local, ha materializado su sueño de crear una escuela de equitación que no solo ofrece servicios ecuestres, sino que también busca contribuir al desarrollo económico y social de la zona. Las instalaciones, ubicadas junto a la N-110 y cerca de las Cuevas de los Enebralejos, cuentan con 12 cuadras y una pista cubierta que permite la práctica durante todo el año. Conversamos con él sobre este ambicioso proyecto que ya está atrayendo visitantes y dinamizando el tejido económico local.
¿Cómo surge la idea de crear una escuela de equitación en Prádena?
La idea nació de la combinación entre mi pasión por los caballos y el amor por mi tierra. Cuando acabé 4º de ESO decidí hacer el grado medio de TECOS, donde aprendí a guiar grupos en diferentes actividades, incluida la equitación. Aunque ya tenía contacto con los caballos por la ganadería familiar, fue ahí donde realmente aprendí a montar. Después me especialicé más, hice varios cursos de doma y manejo, y trabajé en varias hípicas en Valladolid. Pero estando fuera me di cuenta de que echaba de menos mi pueblo y mi gente, y pensé: ¿por qué no tener mi propia hípica aquí?
¿Cuáles fueron los principales desafíos para poner en marcha el proyecto?
El mayor desafío fue empezar de cero, sin fincas, sin caballos, sin nada. Con la ayuda de mi familia fuimos comprando las tierras poco a poco y desarrollando el proyecto. Encontramos la ubicación perfecta junto a la N-110 y al lado de las Cuevas de los Enebralejos. Pero luego vino el papeleo... Desde que solicitamos los permisos hasta que nos los dieron pasaron casi 8 meses eternos. Permisos de turismo, de medio ambiente, cambios de ubicación por la proximidad a las cuevas... Fueron momentos de mucha incertidumbre.
¿Cómo ha sido el apoyo institucional y social?
Desde el ayuntamiento siempre nos han dado facilidades y nos han ayudado en todo lo que han podido. Entienden que construir algo así trae gente al pueblo y ayuda a luchar contra la despoblación. La gente del pueblo también tenía ganas de que este proyecto saliera adelante, sus muestras de cariño me han animado durante todo el proceso. El día de la inauguración hubo muchísima gente, fue muy especial y emocionante ver a todo el mundo disfrutando de las instalaciones.
¿Qué dificultades económicas ha enfrentado?
El tema económico ha sido otro gran desafío. Ser joven sin patrimonio es un hándicap importante para conseguir financiación. Mis padres tuvieron que respaldarme y avalarme. También está el tema de las subvenciones: por todos lados oyes que hay montones de ayudas para jóvenes, pero cuando te informas y lees la letra pequeña, por una cosa u otra no tienes derecho a nada. Solo he contado con el apoyo de CODINSE, donde he solicitado una subvención para proyectos de desarrollo rural.
¿Cuál es su filosofía y qué beneficios ofrece la equitación?
Mi idea es transmitir la pasión que siento por los caballos a mis clientes. El caballo es un animal muy bonito y quien le entiende genera un vínculo muy especial con él. La equitación tiene grandes beneficios físicos: mejora el equilibrio, la postura corporal, fortalece la musculatura de espalda, muslos y abdominales, y es excelente para la salud cardiovascular. Pero también es buena para la mente, ayuda a superar miedos, ganar confianza, y permite relajarse y desconectar en plena naturaleza.
¿Qué hace única a su escuela?
La ubicación es privilegiada. Las instalaciones, las vistas, y la facilidad para hacer rutas por el acebal de Prádena y otros parajes de la Sierra dentro del Parque Nacional del Guadarrama la hacen única en la zona. Además, tenemos pista cubierta, lo que permite continuidad de las clases durante los días de mal tiempo. También ofrecemos la posibilidad de celebrar campamentos, eventos y cumpleaños.
¿Qué impacto espera generar en la comunidad?
Creo que puede contribuir al desarrollo económico, social y medioambiental de la zona. Puede generar ingresos adicionales a los comerciantes locales, atraer turistas interesados en experiencias al aire libre, aumentando la demanda de alojamientos y servicios. También creará empleo: de momento he contratado a una persona especializada para el verano, y espero necesitar algún mozo de cuadra si las cosas van como espero. Al ser empleos menos temporales que los del turismo tradicional, pueden contribuir a fijar población.
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Con vistas al futuro, la idea es ser un referente en la zona. De momento he empezado con 12 cuadras, pero la nave está preparada para ampliar. Quiero hacer un cross, que es un recorrido de saltos fijos en la naturaleza. En septiembre planeo darme a conocer en colegios e institutos para realizar actividades educativas. A medio plazo me planteo ofrecer formación especializada, organizar competiciones provinciales y autonómicas, y realizar actividades ecuestres combinadas con otras experiencias.
¿Qué consejo daría a otros jóvenes emprendedores?
Que se requiere mucho sacrificio y esfuerzo, pero se puede conseguir teniendo las ideas claras. Que se tomen su tiempo para conocer el entorno, investigar las necesidades del lugar, aprovechar los recursos naturales y, sobre todo, que tengan paciencia y perseverancia. Que luchen por ello, porque al final se consigue. Y como he dicho siempre, esto no habría sido posible sin la ayuda y apoyo de mi familia.
La escuela de equitación de Ignacio Matesanz en Prádena representa un ejemplo de cómo los jóvenes emprendedores pueden contribuir al desarrollo rural, combinando pasión personal con compromiso comunitario y respeto por el entorno natural.
