
Ocio y cultura
Peregrinos completan la última etapa del Camino de San Frutos en Segovia
Un recorrido lleno de historia y naturaleza
El Camino de San Frutos, que abarca 80 kilómetros en total, comienza en la Catedral de Segovia y termina en la ermita del priorato de San Frutos, en Carrascal del Río. Los caminantes recorrieron aproximadamente 15 kilómetros entre Villar de Sobrepeña y la Ermita de San Frutos, situada en las Hoces del río Duratón. Esta ruta no solo tiene un significado espiritual, sino que también ofrece a los peregrinos la oportunidad de disfrutar de diversos paisajes, un rico patrimonio histórico-artístico y la gastronomía local.
El camino está basado en la tradición popular que narra la vida de San Frutos, el patrón de Segovia. Según la leyenda, San Frutos vivió en el siglo VII junto a sus hermanos, Santa Engracia y San Valentín. Tras la muerte de sus padres, los tres hermanos decidieron abandonar la ciudad de Segovia para llevar una vida ascética en las Hoces del Río Duratón.
En este paraje natural, San Frutos y sus hermanos se dedicaron a la oración y a ayudar a los demás, estableciendo un ejemplo de vida eremita que ha perdurado en la memoria colectiva de la provincia. La ermita de San Frutos, destino final de esta peregrinación, se construyó en el lugar donde se cree que el santo vivió sus últimos días.
Tradiciones y celebraciones
La proximidad de la fiesta de San Frutos, que se celebra el 25 de octubre, añadió un significado especial a esta última etapa del camino. Muchos peregrinos aprovecharon para cumplir con la tradición de pasar por la "piedra del Santo", un estrecho pasaje iluminado por una vela que, según la creencia popular, ofrece protección contra futuras enfermedades.
Javier Figueredo, diputado del Área de Turismo, entregó las populares 'pajareras' a los peregrinos que completaron las cinco etapas del Camino, como reconocimiento a su esfuerzo y dedicación.
