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La parte de la bateadora que no está enterrada por el derrumbe del túnel está grafiteada. - Foto: Plataforma por el Tren Directo
La parte de la bateadora que no está enterrada por el derrumbe del túnel está grafiteada. - Foto: Plataforma por el Tren Directo

La opinión de nuestros lectores

El tren que no llega

Tribuna de opinión de Jesús López Ramos, miembro de la Plataforma por la recuperación del Directo, sobre el silencio institucional que mantiene la Junta de Castilla y León ante las demandas de reapertura de la línea ferroviaria Madrid-Burgos, una infraestructura vital para el desarrollo de tres provincias que lleva trece años paralizada.

Dos meses. Este es el tiempo que llevamos esperando que el consejero de Transportes de la Junta de Castilla y León se digne a recibirnos para hablar sobre el tren Madrid-Burgos. Dos meses desde que CODINSE, en nombre de la Plataforma por la recuperación del Directo, solicitara una reunión urgente para abordar el futuro de esta infraestructura vital que atraviesa el Nordeste de Segovia.

El silencio de la administración autonómica resulta, cuanto menos, revelador. Mientras la Junta despliega toda su artillería política para defender el corredor atlántico -incluso nombrando un comisionado específico-, mantiene una pasividad incomprensible ante la línea del Directo. ¿Acaso no merecen las provincias de Burgos, Segovia y Madrid la misma atención?

Ahora, cuando el ministro Puente esgrime el argumento económico para justificar la no reapertura, es cuando más necesitamos el respaldo institucional de nuestra comunidad autónoma. La consultora TRN TARYET está elaborando un estudio de viabilidad que debe concluir el próximo año. Empresas, ciudadanos y administraciones locales ya han aportado datos que demuestran la importancia estratégica de esta infraestructura. ¿Y la Junta? La Junta calla.

Para Burgos, el tren significa mantener su hegemonía industrial. Para Aranda y la Ribera, supone romper el aislamiento que lastra su desarrollo como tercer polo industrial de Castilla y León. Para el norte de Madrid, representa una alternativa al colapso diario de la A-1. Y para el Nordeste segoviano, el tren es, simplemente, supervivencia: pueblos que podrían revitalizarse, polígonos industriales que atraerían empresas, un patrimonio natural y cultural que podría ser disfrutado por más visitantes.

Hace trece años, una bateadora atrapada en el túnel de Somosierra se convirtió en la excusa perfecta para suspender el servicio. Desde entonces, mientras el corredor central Algeciras-Madrid-Zaragoza prospera, el Directo permanece en hibernación. Una hibernación que podría terminar si la Junta decidiera, por fin, alzar la voz junto a Madrid y País Vasco para exigir lo que es justo: la recuperación de una línea férrea que vertebra territorio y genera oportunidades.

El tren del Directo no es solo una infraestructura. Es la diferencia entre el desarrollo y el olvido, entre el futuro y el pasado, entre la vida y la muerte lenta de nuestros pueblos. Por eso seguiremos esperando esa reunión con el consejero. Porque el tiempo pasa, pero nuestra determinación permanece intacta. Como esos raíles que, aunque oxidados, siguen trazando el camino del progreso que algún día, esperemos, volveremos a recorrer.

Jesús López Ramos es miembro de la Plataforma por la recuperación del Directo y activista por el desarrollo rural del Nordeste de Segovia.