Herramientas de Accesibilidad

Skip to main content

Vive, trabaja y disfruta en la
Comarca Nordeste de Segovia



Mariano Montero, junto a una de sus esculturas presentes en la exposición en el Ateneo de Madrid el pasado mes de octubre.
Mariano Montero, junto a una de sus esculturas presentes en la exposición en el Ateneo de Madrid el pasado mes de octubre.

Actualidad

Madrid albergó el sentimiento esculpido del Nordeste

El Ateneo de Madrid acogió entre el 1 y el 10 de octubre la exposición "Del impresionismo a la realidad", donde hubo cabida para el escultor del Nordeste de Segovia Mariano Montero.

El escultor Mariano Montero, que fue clave en la restauración de la Iglesia de San Miguel de Ayllón, se ha ganado un hueco en uno de los rincones históricos de la cultura española. Ha sido nada más y nada menos que en el Ateneo de Madrid, la histórica institución española presidida por Luis Arroyo y que anteriormente fue presidida por diversos presidentes españoles como Cánovas del Castillo, Martínez de la Rosa, Segismundo Moret o Manuel Azaña, entre ingente cantidad de literatos, artistas y miembros de la cultura y la aristocracia artística de nuestro país desde 1835 que abriera sus puertas.

En esta sede, epicentro de la cultura española, ha tenido el Nordeste de Segovia el honor de encontrar su hueco de la mano del escultor Mariano Montero. La exposición en la que ha encontrado su lugar ha sido Del Impresionismo a la Realidad donde compartía cartel con tres pintoras (Mayte Pedraza, María So y Lucila Serrano), además del músico Chistop Reichmann, que amenizó una velada que contó con la presentación de Ezequiel Triñaque.

Las obras expuestas por Mariano Montero han sido calificadas como una ecléctica fusión de tendencias entre el naif y el Land Art (en palabras de la catedrática de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco, María Teresa Escohotado), con un gran predominio de los materiales y temáticas asociadas al paisaje natural donde se encuadra el autor. En su obra podemos encontrar reflexiones y críticas hacia la implantación de una sociedad posindustrial que llega y profundiza con mayor énfasis en los últimos años en el medio rural, alterando las tradicionales relaciones familiares, los modelos de familia y la vinculación entre los nódulos familiares. Las esculturas expresan la identidad rural del autor y su identificación con él, retroalimentándose simbólicamente tanto en la elección de las materias primas a trabajar (maderas de roble extraídas en localidades de la comarca como Riaza, por ejemplo) o en la propia obra de arte, como en su obra Bailarina tradicional segoviana.