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Erimsa reduce un 74% su proyecto minero en Segovia pero mantiene el rechazo social y ambiental
La presentación del proyecto minero de Erimsa en el Nordeste de Segovia ha abierto una profunda brecha entre las promesas empresariales de desarrollo sostenible y las preocupaciones de una comarca que teme por su futuro. El director general de la compañía, José Antonio Valencia, expuso hoy en Segovia los detalles de una iniciativa que afectará a Castillejo de Mesleón, Barbolla y Sotillo, y que ha sido redimensionada de 1.692 a 434 hectáreas tras el proceso de alegaciones. Sin embargo, este proyecto es solo una parte de un plan más amplio, ya que en su propia documentación la empresa menciona que también actuarán en otros derechos mineros. En el encuentro con los medios, tampoco se hizo ninguna referencia al segundo proyecto solicitado en la zona, que afecta a Duratón (Segundo San Blas 925.20).
"Este proyecto supondrá un impulso a la economía y al empleo de la zona, como ya sucede en Salamanca, donde convivimos perfectamente con la población local", defendió Valencia durante la presentación. Sin embargo, la elección de la capital provincial como escenario, lejos de los municipios afectados, ha sido interpretada por muchos como un intento de eludir el debate directo con los vecinos.
Oposición vecinal y preocupaciones ambientales
"No entendemos por qué no vienen a dar explicaciones a nuestros pueblos. ¿Tienen miedo de enfrentarse a la realidad del territorio?", cuestiona una portavoz de la Plataforma contra la Mina. La preocupación vecinal se extiende más allá del impacto inmediato de la mina: "Nos están vendiendo progreso, pero están poniendo en riesgo nuestro verdadero futuro", añade.
Erimsa sostiene que la oposición se debe a la desinformación y al miedo de los alcaldes y ayuntamientos, pero estos ya presentaron alegaciones formales avaladas por técnicos especializados y abogados. Además, la propia Diputación Provincial aprobó una moción en contra del proyecto con apoyo de representantes de distintos signos políticos, lo que refleja un rechazo institucional fundamentado.
El proyecto se presenta en un momento especialmente delicado. La Diputación de Segovia acaba de conseguir fondos Next Generation para el proyecto "Confloenta", destinado a potenciar el patrimonio cultural de la zona. "La actividad minera es incompatible con el desarrollo turístico que estamos impulsando", señala un promotor de turismo rural. "El tráfico de camiones pesados y la alteración paisajística acabarán con años de trabajo en la promoción de nuestro patrimonio".
Impacto ambiental y método de extracción
Erimsa defiende que su método de extracción es sostenible y minimiza el impacto ambiental. "Solo extraemos gravas de cuarzo de tamaño superior a 40 milímetros, dejando el resto del material en el terreno", explicó Isidro Ibáñez, jefe de investigación de la compañía. Sin embargo, los estudios ambientales realizados en la zona sugieren que la alteración del suelo, incluso cuando es superficial, puede tener consecuencias irreversibles en el ecosistema local.
La presencia de especies protegidas en la zona añade otro punto de controversia. "Hemos documentado la presencia de lobo ibérico, águila imperial y milano real, pero los estudios de impacto son claramente insuficientes", denuncia un miembro de Ecologistas en Acción. La coincidencia de la explotación con la época de nidificación ha encendido todas las alarmas entre los conservacionistas.
Recursos hídricos y espacios protegidos
Los recursos hídricos son otra fuente de preocupación. "Muchos vecinos dependemos de pozos y manantiales. ¿Quién nos garantiza que no se verán afectados?", se pregunta un agricultor de la zona. La empresa asegura que su actividad no afectará a los acuíferos, pero los precedentes en otras explotaciones similares siembran dudas entre la población.
La proximidad a espacios de la Red Natura 2000 ha generado preocupaciones adicionales. Los estudios de impacto ambiental en zonas similares han llevado al rechazo de proyectos equivalentes en otras provincias por su cercanía a espacios protegidos, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de esta iniciativa.
A pesar de que Erimsa insiste en que el silicio extraído es fundamental para la transición ecológica europea, siendo clave en la producción de energía solar y eólica, el rechazo al proyecto parece generalizado. "No estamos en contra del progreso", concluye Marisa Moro, "pero no a costa de hipotecar nuestro territorio y nuestro modo de vida".
El rechazo no solo proviene de grupos ecologistas, sino que la Plataforma contra la mina en el nordeste segoviano ha conseguido aglutinar un movimiento transversal en el que participan habitantes, visitantes, sectores turísticos, cazadores, organizaciones y asociaciones de todo tipo. Sin embargo, Erimsa ha evitado hacer referencia a esta amplia oposición, minimizando el alcance del rechazo social.
El proyecto continúa su tramitación administrativa mientras la tensión aumenta en una comarca que se debate entre las promesas de desarrollo económico y la preservación de su patrimonio natural y cultural.
