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Detectar y tratar de corregir la soledad no deseada es tarea de todos.
Detectar y tratar de corregir la soledad no deseada es tarea de todos.

Desarrollo rural

La soledad en los mayores, un grave problema de nuestros tiempos

Se acercan fechas entrañables, fechas en las que la familia o las personas más cercanas juegan un papel fundamental para cada uno de los habitantes de nuestros pueblos. Las Navidades, además de su alcance religioso para aquellos que son creyentes, tienen también un componente familiar, de reunión, de acercamiento, hasta el punto de que muchas personas odian las Navidades porque no pueden llegar a realizarlo.

En estas fechas, una vez más tenemos que acordarnos de aquellas personas que quisieran pero no pueden llevar a cabo esta actividad de reunirse porque no tienen o no encuentran con quién. Es la soledad no deseada, un mal muy importante en nuestros tiempos.


Si, la soledad no deseada, esa enfermedad que sufren muchas personas de nuestro mundo desarrollado guiado por el individualismo y la desconfianza. Sí, esta soledad que produce sentimientos de vacío existencial y es un problema real y alarmante en nuestra sociedad.


Veamos datos. Todas las edades presentan cifras altas de soledad no deseada, pero especialmente es en el sector de las personas mayores de 65 años donde se acentúa este problema. Se estima que en España más de dos millones y medio de personas mayores de esta edad se sienten solas, lo que supone el 40 por ciento de la población de esta edad, incrementándose el problema cuanto más mayores son. El perfil de la persona sola en España es el de una mujer mayor de 80 años.


Varias son las causas por las que aumenta cada vez más la soledad no deseada entre nosotros. Como fuente fundamental está el aumento de la esperanza de vida. Es curioso observar cómo logros conseguidos por la humanidad como es el vivir más, y del cual estamos muy orgullosos, provocan también otros problemas que hace que haya gente que no lo pase tan bien. Por ejemplo, con el incremento de la edad aumenta la probabilidad de vivir y pasar por situaciones que producen mucho estrés, como puede ser la pérdida de un amigo, de un familiar, de la pareja o de un hijo; podemos experimentar la disminución de la salud mental, o experimentar el aislamiento social, o tener menor capacidad para participar en actividades satisfactorias. Otra de las causas puede ser el aumento de los hogares unipersonales; también el cambio en lo que se entiende por familia y los nuevos tipos de familia, el estilo de vida, sobre todo en las grandes ciudades, más estresante y sin tiempo para nada, etc. Y entre las causas más negativas, como decíamos al principio del artículo, el individualismo de que hace gala nuestra sociedad, lo que hace olvidarnos de los demás; sólo nos importan nuestros problemas, la desconfianza hacia las demás personas; a veces, la avaricia o el no ponerse de acuerdo en cuestiones económicas.


La soledad no deseada también tiene unos efectos sobre la salud de las personas. Así, a nivel de enfermedades físicas, aquellos que sufren este estado tienen mayor riesgo de enfermedades de corazón y mayor riesgo de padecer resfriados, neumonías, gripes… En lo que se refiere al nivel emocional, se corre mayor riesgo de ansiedad, de tristeza, de depresión, de autoestima, de sentirse a gusto consigo mismo. También tiene otros riesgos a nivel social, como es el aumento de las adiciones, como puede ser la del alcohol, y trastornos alimentarios o en el sueño. Y, por supuesto, un riesgo muy alto de aislamiento social.
Es responsabilidad de todos evitar, en el grado de lo posible, la soledad no deseada, tanto de instituciones públicas y privadas, como de cada uno de nosotros. Los que más fácil lo podemos evitar somos los más cercanos a esas personas que sufren soledad, especialmente familiares. Detectarlo y tratar de corregirlo es tarea de todos.