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La Federación Salud Mental lanza una campaña contra la soledad no deseada en Castilla y León
La soledad no deseada es un sentimiento que surge cuando las relaciones sociales que una persona tiene no coinciden con las que desearía tener, tanto en cantidad como en calidad. "Muchas personas que la sufren no viven solas, y otras que eligen la soledad no la experimentan", explica Ángel Lozano, gerente de la Federación.
Esta situación está vinculada a depresión, ansiedad, irritabilidad, problemas de sueño, deterioro cognitivo y riesgo de suicidio. La vergüenza o el estigma asociados pueden llevar a las personas a aislarse, dificultando la búsqueda de ayuda.
Afecta a todas las edades
Aunque se asocia con personas mayores, la soledad no deseada afecta a todas las edades, incluyendo jóvenes entre 16 y 29 años. También impacta a personas con problemas de salud mental, discapacidad, cuidadoras o en situación de vulnerabilidad económica o social.
La campaña "Conectando Vidas, Cuidando Mentes" cuenta con el apoyo de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León a través de la asignación tributaria del 0,7% del IRPF e Impuesto de Sociedades.
Respuesta comunitaria
Lozano señala que "desde el movimiento asociativo planteamos acciones que pueden ayudar a minimizar esta realidad en Castilla y León". Entre estas propuestas destaca promover espacios de encuentro como cafés, tertulias, talleres, actividades deportivas o culturales, salidas a la naturaleza, clubes de lectura o huertos comunitarios.
La Federación también propone colaborar con programas de voluntariado y acompañamiento y redes vecinales que unen a las personas. "La atención y la escucha activa resultan claves", asegura Lozano, quien añade que "estar presentes ante los cambios en la vida de quienes nos rodean y ofrecer apoyo marca una diferencia".
Más acusada en zonas rurales
La Federación ha presentado un estudio que revela que la soledad no deseada es uno de los retos para las personas con problemas de salud mental que envejecen. Según el estudio, un 28% de las personas encuestadas se sentían solas de forma continua o frecuente, siendo este sentimiento más intenso entre las mujeres.
En territorios rurales, donde residía más del 35% de la muestra del estudio, la dispersión geográfica y la dificultad de acceso a recursos refuerzan esta vulnerabilidad. Las personas destacaron la importancia del acompañamiento, la asistencia personal y los espacios comunitarios que favorezcan vínculos.
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