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Ocio y cultura

El último libro

:: DANIEL LÓPEZ MARTÍN

Habrá una vez… será una vez… dentro de no tantos años… Los amigos del pueblo se reúnen a diario junto al río, al final de la vereda principal. Sus abuelos dicen que su caseta, antaño, fue la granja del tío Juanillo, la última que hubo en el pueblo. Ahora está habilitada para los jóvenes con todo lo que necesitan: enchufes para sus dispositivos digitales y buena red wifi. La velocidad de la tablet de Alina no era tan rápida como otras veces, por lo que la niña salió a curiosear y toquetear cables, con cierta impaciencia y nerviosismo. De pronto advirtió algo que sobresalía del suelo, estaba pegado y desgastado. Tiró y salió un material que nunca antes había visto. Advirtió que tenía palabras sobre él y por un momento fijó su mirada… pero rápidamente volvió a su prioridad, manejar la tablet. En un movimiento involuntario, guardó aquel papel en su bolsillo. Al llegar a casa Alina tenía prohibido estar conectada durante el tiempo de cena. Aprovechó para contar a su familia el descubrimiento y se lo enseñó. Su abuela quedó fascinada, porque despertó muchos recuerdos en ella. ¡Es parte de un cuento! - exclamó. ¿Un cuento? - preguntó Alina. Pero si todos los cuentos están en la red. La abuela sonrió, y contó a Alina que antes los cuentos no estaban en internet, sino en los libros. Alina quiso ir a por su tablet para buscar lo que eran los libros, pero su abuela no la dejó. Ten un poco de paciencia - dijo mientras se ponía las gafas y comenzaba a leer las pocas palabras que quedaban visibles. Un niño pobre (...) unas habichuelas mágicas (...) unos gigantes (...) - leía mientras la atención de su nieta aumentaba. ¡Ya sé que cuento es! - dijo la abuela. Me lo contaba mi padre muchas veces, justo antes de dormir. ¡Cuéntamelo, abuela! - dijo la niña con entusiasmo. Al día siguiente Alina llegó excitada a la caseta de los jóvenes. Contó a los amigos el cuento de las habichuelas mágicas y la promesa de su abuela de contar un cuento cada noche. Les dijo que era mucho más emocionante que los que escuchaban en la red. Además, les habló de lo que eran los libros, de lo que fueron las bibliotecas, de los cuadernos que tenían antes en la escuela y de que todas las personas sabían escribir, igual que hacen ahora con el teclado, pero con un lápiz usado a mano. Todo esto era algo nuevo para los niños, que estaban realmente intrigados por saber más. Por primera vez, dejaron de lado sus portátiles, tablets, móviles, relojes y demás aparatos digitales. Todos los niños fueron a buscar a sus abuelos. Rebuscaron entre sus recuerdos para reunir libros, libretas, lapiceros… les pidieron que les enseñaran a escribir, a dibujar y a colorear con sus propias manos… y fue así como cambiaron el rumbo de su mundo virtual. / FOTO: UNSPLASH