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Comarca Nordeste de Segovia



Editoriales

Tejiendo desarrollo

La falta de servicios es uno de los problemas a los que se enfrentan quienes ya viven aquí y quienes se plantean la posibilidad de trasladar su residencia al Nordeste de Segovia. Y no hablamos solo de los servicios públicos, que como ciudadanos nos deben asegurar los responsables políticos, sino de los servicios que aporta la iniciativa privada.
¿Se puede hacer algo para fomentar que esa iniciativa crezca? Sinceramente así lo creemos. Ya hemos reiterado en varias ocasiones la necesidad de que el Estado potencie el comercio y los negocios locales, pero como ciudadanos y consumidores también podemos colaborar consumiendo local. Ahora bien, consumir local no significa llevar una pegatina en el coche. Consumir local significa hacer uso del colegio, la biblioteca o el centro de salud local; comprar en los comercios de la zona y jugar la partida, tomar el café o bailar un rato en los locales dedicados al ocio. Consumir local supone aliarse con quienes abren cada día su negocio y adquirir allí lo que necesitamos. Porque es cierto que podemos pedir casi cualquier libro visitando un par de páginas web, pero también lo es que, por el mismo precio, lo podemos encargar en alguna de las librerías de la región. No llegará a nuestro buzón, pero podremos cambiarlo si no es lo que esperábamos y entregaremos el estrecho margen de negocio, que de otra manera se llevaría algún gigante del comercio electrónico mundial, a un vecino. Éste es solo un ejemplo de cómo potenciar que los comercios y servicios de la región mejoren, pero es extrapolable a otros productos que van desde un botellín hasta un destornillador pasando por unas zapatillas. Proponemos así un esfuerzo de doble vía, el que va desde el consumidor hacia el responsable de un negocio y viceversa, porque por parte de quienes venden comida, ropa o menaje, también debe haber una actitud proactiva que anime a sus vecinos a comprar en sus negocios y compartir con ellos sus necesidades para poder reenfocar la línea de trabajo si fuera necesario.
Eso sí, cuidado con confundir el consumo local con una simple defensa de lo patrio. Cuando hablamos de lo local nos referimos a todos los negocios que se desarrollan en la región. Esto puede incluir una tienda de artesanía de Rumanía, una tetería marroquí o un restaurante colombiano. Lo importante es que el negocio asiente sus raíces y crezca aquí enriqueciéndose con la cultura de siglos que ofrece Castilla mientras aporta la suya. Así generaremos un clima donde las culturas de quienes tenemos formas diferentes de entender el mundo sirvan para enriquecernos en lugar de enfrentarnos.
Se acercan las fiestas del consumo por excelencia. Es buen momento para plantearnos qué comprar y dónde comprar, y cómo contribuir a mejorar nuestra comarca y también la situación del planeta.

Y hablando de negocios, hay un campo de trabajo que, dada la crisis ambiental que cada día se hace más patente en nuestras vidas con inundaciones, sequías y temperaturas impropias de la época, podría convertirse en una gran oportunidad de futuro:el reciclaje.
Desde la perspectiva individual, el simple hecho de enseñar a separar y reutilizar todo aquello que puede tener una segunda vida es una manera muy efectiva de concienciar. Además, las tiendas de ropa de segunda mano o los mercadillos organizados entre vecinos ayudarían a reducir la producción de algo tan contaminante como la ropa. Pero igual que pasaba con la cultura, el reciclaje no debe convertirse en un lavado de conciencia, es decir, no nos deshagamos de una bolsa de ropa para comprar dos más, porque entonces nuestro impacto en el planeta seguirá siendo insostenible.
Desde la perspectiva empresarial, la creación de negocios basados en el reciclaje tiene potencial de futuro y ayudas disponibles para el presente. El desarrollo de plantas de compostaje podría ayudar a aprovechar tanto los restos de poda como los rastrojos o los sobrantes de comida. Esta forma de reciclaje evitaría la quema, reduciendo el riesgo de incendios, y la emisión de CO2 a la vez que genera abonos naturales que reducirían la factura monetaria y ambiental de los fertilizantes industriales. Otro campo que ofrece prometedoras líneas de negocio es el del reciclaje de los metales que se utilizan en el desarrollo de nuevas tecnologías. Las iniciativas empresariales basadas en el reciclaje son un verdadero reto porque requieren de tecnología y sistemas que hay que estudiar, pero son formas de negocio que se quieren y se están potenciando con ayudas. Remanguémonos y busquemos cuales nos pueden ayudar a generar ese tejido empresarial del que andamos tan necesitados.