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Editoriales

Las pantallas no nos hacen más felices

El uso de las tecnología es característico de todas las poblaciones actualmente. El manejo de las redes sociales es parte del día a día de muchas personas, en especial de la niñez, la adolescencia y la juventud.

Las redes sociales y su acelerado avance han propiciado nuevas tendencias de comunicación. El uso que se les da exige ofrecer recomendaciones que sirvan de guía de cómo proteger y educar esta nueva forma de relacionarse a través de internet.
Analizar cuáles son las implicaciones, peligros e impactos para la niñez, la adolescencia y la juventud es asunto de interés general, así como las recomendaciones en seguridad y privacidad. Por tanto, los padres y madres de familia, como principales responsables en la educación de sus hijos, deben disponer de capacitación para asegurar que sus hijos e hijas realicen una interacción responsable en el uso de las TICs.
Las redes sociales son un fenómeno inherente del ser humano. Las relaciones interpersonales son parte de la esencia natural del hombre. Pertenecemos a organizaciones, y éstas como entes vivos y simbióticos, requieren y dependen de una interacción permanente entre sus integrantes. La forma en que nos relacionamos ha ido cambiando vertiginosamente durante los últimos años; actualmente estamos ligados a las plataformas de las tecnologías de información y comunicación. Formamos parte de redes, y en ellas interactuamos. Obtenemos y transmitimos información relevante para diversos ámbitos de nuestra vida.
Hoy día se ha convertido en mecanismo de adaptación y supervivencia. Formamos parte de diferentes grupos, desde la familia a los amigos, en todos los ámbitos, académicos, profesionales, culturales, etc. De este modo, los seres humanos estamos inmersos de manera permanente en una red de relaciones y establecemos conexiones con nuestros semejantes.
Cierto es que un porcentaje elevado de población adulta, y más aún según va avanzando en edad, se la puede considerar analfabeta digital. Esta franja de población rechaza las TICs; tiene miedo a dar un botón inadecuado de la tableta, el móvil o el ordenador; considera que no va con ellos esta nueva forma de comunicarse, e incluso que existe el riesgo de que una identidad ficticia les provoque el engaño, que el mal uso de información privada por parte de personas desconocidas les acabe manejando. Y su reflexión es coherente: dadas las dificultades y peligros que ello entraña es mejor pasar del tema y recurrir a lo que se domina desde siempre.
Las circunstancias han cambiado, las nuevas tecnologías han llegado para quedarse, y subsistir al margen acaba provocando desadaptación al mundo actual. Por tanto, acomodarse exige una formación permanente desde la infancia hasta la tercera edad. Es uno de los grandes retos a los que está sometida la humanidad en la actualidad.
Somos conscientes de que la economía, las relaciones sociales, la política, el periodismo, la educación… tienen como engranaje sustancial las nuevas tecnologías comunicativas. Y si un menor depende del móvil o el ordenador para desenvolverse en el ámbito académico, un adulto necesita el móvil hasta para realizar cualquier operación financiera. Es por ello que todos necesitamos estar al día en el uso de las TICs para desenvolvernos con naturalidad.
Otra cuestión es el mal uso. Es un peligro que genera multitud de frustraciones. Por tanto, los adultos deben estar convenientemente educados y formados para usar lo necesario y coherente con su vida diaria; pero especialmente los menores deben ser objeto de análisis y educación sobre lo que está ocurriendo con la práctica continua del manejo de móviles.
Las buenas prácticas en ciberseguridad protegen a la infancia de ciberbulling, grooming, sexting y adicción. Sin una adecuada educación en seguridad cibernética, nuestros menores son más vulnerables. Y en ello debe estar implicada toda la sociedad, empezando por los padres y madres. No es tolerable que niños de corta edad utilicen el móvil indiscriminadamente, o que incluso sean los padres quienes utilicen para su relax mientras los hijos navegan por mundos desconocidos para ellos. La prohibición de acceder al centro escolar, que está sometida a debate actualmente, es una medida acertada, ya que provoca que centre al alumno en el aula, se relacione con sus compañeros, mantenga la mente despejada y evita caer en estados de ansiedad (algo muy común entre la juventud de nuestros días). Por tanto, si queremos que los hombres y mujeres del mañana crezcan sanos, formados, felices, con valores e insertados en la sociedad que les va a tocar vivir, la utilización responsable de las TICs es faceta muy a tener en cuenta.