Reportajes
Sigueruelo: donde la Hacendera mantiene viva la tradición y el futuro del pueblo
La asociación comenzó oficialmente su andadura en 2004 con objetivos que abarcan desde la protección medioambiental hasta la defensa de su configuración arquitectónica. Pero más allá de estos fines específicos, encierra la esencia de "hacer pueblo": realizar actividades lúdicas y culturales, fomentar la convivencia entre vecinos y preservar la memoria colectiva local.
Un edificio recuperado con el esfuerzo de todos
La historia de la asociación no puede entenderse sin conocer la épica recuperación de su actual sede social. Ante la falta de
financiación para recuperar las antiguas escuelas del pueblo, un edificio amenazado de ruina, fueron algunos vecinos quienes aportaron fondos particulares y su mano de obra para rehabilitarlo. Con el dinero recaudado se contrataron profesionales para arreglar el tejado, pero el resto del trabajo lo asumió la propia comunidad: quien sabía reparar vigas lo hizo, quien dominaba suelos se encargó de esa tarea, otros compraron materiales y quienes no dominaban oficios se dedicaron a sacar escombros. El edificio se reinauguró en 2010 como centro social donde se realizan las actividades de la asociación.
Una comunidad que crece: 120 socios para diez habitantes
Actualmente la asociación cuenta con unos 120 socios, una cifra que ha crecido notablemente en los últimos años. Esta amplia base social refleja la realidad demográfica particular de Sigueruelo, donde la población experimenta variaciones estacionales dramáticas gracias a antiguos vecinos, propietarios de segundas residencias y visitantes que mantienen vínculos emocionales con la localidad.
La Hacendera: tradición convertida en motor de desarrollo
La actividad más emblemática es la Hacendera popular de mediados de agosto. Hace dos décadas se recuperó esta tradición segoviana de dedicar una jornada completa a que las personas colaboren desinteresadamente en tareas de beneficio común para el pueblo. Los vecinos de todas las edades, cada uno según sus habilidades, se dedican a restauración de mobiliario urbano, construcción de equipamientos, limpieza y mantenimiento. A lo largo de estos años han reparado fuentes y puentes, construido muros y barbacoas públicas, instalado bancos y mesas, culminando siempre con una comida popular.
Desde hace tres años, la Hacendera se enmarca en dos fines de semana de ocio y cultura con torneos de ping pong y bádminton, actuaciones musicales, visitas teatralizadas, clases gratuitas de jotas, gymkanas por el pueblo e incluso un Escape Room que utiliza las calles como escenario.
Memoria histórica y actividades de invierno
La asociación organiza exposiciones sobre la historia del pueblo, y la sede está poblada de fotografías antiguas de vecinos en su época escolar y realizando faenas tradicionales. Durante el invierno mantienen la actividad con una jornada de la matanza y un viaje anual a destinos como Peñafiel, el Burgo de Osma o Tordesillas.
Cuando el único bar del pueblo cerró en 2019, el local de la asociación se convirtió en el centro neurálgico donde tomarse algo y reunirse, transformándose en el corazón de la vida social cotidiana del pueblo.
Organización y retos de futuro
Cuatro personas componen la Junta Directiva y asumen toda la carga organizativa, reconociendo que es complicado encontrar voluntarios debido a las obligaciones familiares y profesionales. Sin embargo, confían en que pronto se incorporarán representantes de nuevas generaciones.
Su reto principal es que las actividades atraigan también a vecinos de otros pueblos cercanos y consolidar la incorporación de gente joven a la directiva. También buscan más fondos para ampliar actividades y acometer obras de mayor calado.
Un libro sobre la tradición merina
Actualmente trabajan en un proyecto especialmente ilusionante: un libro divulgativo sobre l
a tradición de los pastores y ovejas merinas de Sigueruelo y cómo este pueblo tuvo un papel protagonista en la exportación mundial de estas ovejas. Buscan colaboración de entidades públicas o privadas para financiar su edición, un proyecto que conecta perfectamente con su vocación de preservar la memoria histórica mientras sitúa al pueblo en un contexto histórico más amplio.
La Asociación de Vecinos de Sigueruelo demuestra que el tamaño no es impedimento para desarrollar una agenda cultural rica y variada. La Hacendera, convertida en símbolo de su actividad, ejemplifica cómo las tradiciones ancestrales pueden adaptarse a los tiempos actuales sirviendo como herramienta de cohesión social y desarrollo comunitario en el siglo XXI.