Reportajes
La Asociación El Progreso: El latido que mantiene vivo al Villar de Sobrepeña
El 21 de marzo de 1982 se celebró en el ayuntamiento del Villar de Sobrepeña la primera Junta General Extraordinaria que daría vida a esta asociación. Aquel día se reunieron 84 personas entre vecinos y gente ligada al pueblo que acordaron por unanimidad crear la Asociación del Progreso. Cuatro décadas después, en junio de 2022, celebraron su 40 aniversario con un evento que contó con la representación de diferentes instituciones y organizaciones del ámbito local, consolidando así su papel como eje vertebrador que da vida al pueblo, generando unidad, identidad y esperanza de cara al futuro.
La asociación nació para recoger y canalizar las inquietudes del pueblo en asuntos de carácter urbanístico, prestación de servicios municipales como agua y alcantarillado, sanidad, limpieza y recogida de basuras, actividades deportivas y escolares, servicios o ejecución de obras que correspondieran a la Diputación Provincial y, en definitiva, la cooperación con el municipio y las autoridades locales y provinciales en todo problema que influyera en la habitabilidad digna de todos los vecinos. Con el paso de los años han actualizado y ampliado estos objetivos, adecuándolos a los problemas y realidades actuales. Aspectos tan dispares como la constatación de la España vaciada, el acceso al mundo digital, protección integral de la naturaleza, las energías renovables o la igualdad efectiva entre hombres y mujeres quedan ahora reflejados en su objetivo principal: luchar contra la despoblación del Villar de Sobrepeña, mejorando la calidad de vida así como la viabilidad económica y social de nuevos empadronados en el pueblo.
Una comunidad que se transforma según las estaciones
Actualmente la asociación cuenta con 246 socios al corriente del pago de la cuota anual, todos mayores de edad, pues los menores de edad hijos de socios tienen la condición de socio pero no realizan pago de cuota. Prácticamente en su totalidad tienen algún tipo de vínculo con el pueblo, aunque también cuentan con varios casos de amigos de Madrid u otras ciudades que tras visitarlos y conocer las tareas que realizan para mantener vivo el pueblo, decidieron hacerse socios.
La realidad demográfica del Villar es paradigmática de la España rural: con apenas 19 empadronados, la población que reside en el pueblo varía dramáticamente según la época del año, pudiendo pasar de 10 habitantes en invierno a más de 300 en verano. Esta fluctuación no afecta al perfil de los socios, pero sí transforma completamente la dinámica del pueblo. En la asociación, tanto las personas que residen en el pueblo todo el año como las que viven fuera pero pasan periodos estivales y fines de semana en el Villar, unen esfuerzos por el bien común, y entre todos se deciden las prioridades y proyectos a acometer.
Entre los habitantes, existe un perfil de población cada vez más habitual: personas jubiladas que aprovechan los meses más cálidos del año para establecer su residencia en el pueblo. Para que esta población se sienta segura residiendo en el Villar, resulta indispensable que desde los organismos e instituciones se aseguren los servicios mínimos de sanidad, luz, agua, conexión a internet y otros que faciliten la vida de los mayores, como servicios de reparto de alimentos, servicios de limpieza, transporte o movilidad. Junto a este perfil, es frecuente ver a jóvenes profesionales teletrabajando en el pueblo, algo que aporta seguridad, compañía y vida a la localidad.
Un calendario que no descansa: actividades durante todo el año
La asociación desarrolla muchísimas actividades encaminadas a mejorar la vida de los vecinos y socios, considerando vital que exista un centro de reunión donde puedan juntarse, charlar, compartir momentos de ocio y generar un sentimiento de pertenencia e identidad que mantenga viva la llama del pueblo. Para conseguir estos objetivos, organizan su trabajo desde cuatro ámbitos diferenciados pero interrelacionados.
En primer lugar, las actividades de dinamización buscan motivar a la gente para que venga al pueblo, aunque sea de manera eventual, ayudando así a que la gestión del local de la asociación sea lo más rentable posible y se mantenga el máximo tiempo posible abierto. Realizan eventos todos los meses del año: Fiestas del Agua, las Fiestas de la Virgen del Rosario, jornadas micológicas, Halloween, iluminación del árbol de Navidad, San Sebastián, las Águedas, día del árbol, Semana Santa, el Villar Sport Sound (un pequeño festival de música y deporte), el campeonato el Villariego futsal, la comida de jubilados 'los mayores primero' y las jornadas villariegas, un campamento de entretenimiento para los más pequeños del pueblo.
El segundo ámbito se centra en las actividades de ejecución de proyectos. A través de formularios online preguntan a los socios cuáles son las prioridades de posibles mejoras que se pueden abordar. Desde la creación de la asociación han logrado ejecutar proyectos de diferente calado que han permitido hacer la convivencia en el pueblo mucho más agradable y llevadera. Han conseguido construir un espacio de zona deportiva completo con campo de fútbol, pista de fútbol sala y baloncesto, parque infantil, frontón, zona de barbacoas y ping pong, además de adaptar las antiguas escuelas del pueblo como sede social, crear zonas ajardinadas y fuentes. La financiación obtenida les permite realizar también el mantenimiento de estas infraestructuras, así como de caminos, calles y alcantarillado. Su último proyecto terminado ha sido la creación de un mirador de estrellas y puestas de sol en un espacio donde antes se utilizaba como escombrera.
El desafío de financiar sin presupuesto municipal
Para poder acometer estos proyectos, previamente deben generar ingresos que puedan financiarlos, lo que constituye el tercer ámbito de trabajo: las actividades de financiación y generación de ingresos. En el Villar de Sobrepeña no cuentan con ayuntamiento propio ni presupuesto anual para acometer inversiones o mejoras en el pueblo. Todos los proyectos se financian con el ingenio y esfuerzo de la gente que forma parte de la asociación, intentando siempre conseguir la colaboración de las instituciones, aunque cada vez resulta más difícil encontrar ayudas directas para los llamados 'núcleos agregados'.
El Villar es exactamente eso: un núcleo agregado a Sepúlveda, básicamente un barrio de Sepúlveda pero a seis kilómetros de distancia. Esto supone que todo el presupuesto de los núcleos agregados se gestiona íntegramente desde el Ayuntamiento, tanto los tributos cobrados por la Diputación de Segovia y transferidos posteriormente al Ayuntamiento, como las tasas de agua, alcantarillado y basuras, gestionadas directamente por la corporación municipal. Siendo conscientes de la dificultad que supone esta gestión por parte del Ayuntamiento de Sepúlveda, observan que esta relación hace que las inversiones en estos núcleos sean nulas, por lo que esta responsabilidad recae sobre las asociaciones como El Progreso.
Gracias a las aportaciones de los socios, colaboración de comercios patrocinadores, venta de lotería, cobro de inscripciones y venta de merchandising como camisetas, sudaderas, llaveros, imanes y pulseras, consiguen los ingresos requeridos para la ejecución de diferentes inversiones. El cuarto ámbito agrupa las actividades institucionales, todas las gestiones realizadas con instituciones y organismos públicos como Ayuntamiento, Diputación, Junta, Codinse y otros, solicitando recursos, subvenciones, ayudas, material, mantenimientos, servicios de limpieza e infraestructuras.
Las actividades que más ilusión generan
Aunque todas las actividades tienen importancia y están relacionadas entre sí, algunas destacan especialmente por su buena acogida. El día del árbol resulta especialmente significativo por lo que implica reunirse para trabajar en la limpieza del pueblo, poda y plantación de árboles, una jornada muy especial que termina con una comida todos juntos. Las jornadas villariegas para los más pequeños ayudan a que los jóvenes se impliquen en la asociación y los niños disfruten de juegos y actividades que les hacen querer volver al pueblo. También destaca 'Los mayores primero', donde la asociación invita a los mayores del pueblo a una comida en la sede social.
Otras actividades con mucha participación que suponen un impulso importante para el pueblo son el festival Villar Sport Sound, que combina música, deporte y actividades familiares, y el Break out, un original 'escape room' que se extiende por todo el pueblo y que ha cosechado un gran éxito entre visitantes de todas las edades.
El verano: un mes frenético de propuestas
Con la llegada del verano, el ritmo de la asociación cambia muchísimo, aunque intentan dinamizar durante todas las épocas del año porque consideran que siempre hay momentos para vivir en conjunto y no se debe esperar al verano para disfrutar y compartir esos momentos. Durante la época estival incorporan actividades específicas para pequeños y mayores que culminan con el fin de semana fuerte de las Fiestas del Agua.
En 2024, por ejemplo, arrancaron el 9 de agosto con el Torneo Villariego de Futsal y terminaron el ritmo frenético de actividades el 24 de agosto con la entrega de premios y certamen de tortillas y croquetas. Prácticamente un mes completo con una propuesta para todas las edades que incluye jornadas villariegas para los más pequeños, juegos en familia, torneos de cartas, talleres de naturaleza, frontón, chito, bolos, concurso de dibujo, excursión multiaventura, visitas guiadas a la iglesia, cine nocturno, Villar breakout, paella popular en la plaza, desfile de disfraces y de peñas, hinchables y música en directo.
Organización interna: trabajo en equipo especializado
Internamente, la Asamblea General es el órgano donde se marca el camino de la asociación, y desde ella se nombra una Junta de Gobierno para gestionar, administrar y ejecutar los acuerdos establecidos. La Junta de Gobierno se compone, como mínimo, de presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y un vocal, siendo el número de vocales variable pero sin poder superar los seis, salvo que por cuestiones extraordinarias y temporales así lo determine una Asamblea.
Dentro de la Junta de Gobierno se organizan con grupos de trabajo especializados. Cuentan con comisiones para la organización de cada uno de los eventos, así como grupos de trabajo para parcelas esenciales del pueblo: mantenimiento de infraestructuras, área institucional de ayudas y subvenciones, comunicación que incluye redes sociales, grupo de WhatsApp de difusión y página web, organización interna con listado de socios, cuotas y actualizaciones, y nuevas inversiones y proyectos.
Esta estructura creada permite compartir esfuerzos y sumar personas que se unen para ayudar en tareas concretas aunque no pertenezcan a la Junta de Gobierno, algo esencial para poder abordar objetivos de mayor calado para el pueblo. Reconocen que no es fácil encontrar voluntarios que den el salto de formar parte de un equipo de trabajo a integrarse en la Junta de Gobierno. Formar parte de esta junta supone un extra de esfuerzo en tiempo, dinero y el sacrificio de renunciar a otras cosas, pero también una tremenda satisfacción de saber que ese esfuerzo ayuda a conseguir retos para el pueblo que serían imposibles sin la asociación.
El gran desafío: romper la invisibilidad administrativa
Sin duda, el mayor reto al que se enfrentan es la invisibilidad, no existir para las administraciones. Una invisibilidad motivada por formar parte de esa España vaciada, pero agravada por ser un 'núcleo agregado' de otra localidad, Sepúlveda. Esto supone no tener potestad para administrar un presupuesto que cubra, al menos en parte, las necesidades de sus vecinos, o no contar con personalidad jurídica para presentar su candidatura a subvenciones, ayudas o inversiones privadas.
Su estrategia para romper esa invisibilidad consiste en dar protagonismo a la asociación a través de todas las actividades e ideas que proponen. Están convencidos de que mantenerse activos les hace visibles, y por eso no cejan en su empeño de dinamizar la vida del pueblo durante todo el año.
Desde la asociación también reflexionan sobre la necesidad de que Sepúlveda se convierta de nuevo en el motor que active la comarca, volviendo a tener nombre y dando valor al desarrollo rural de la zona. Consideran que necesitan una Sepúlveda fuerte, que sume, escuche y aporte, que trabaje en equipo con las asociaciones de los núcleos agregados. Están convencidos de que pueden aportar mucho desde estos núcleos y que existe la oportunidad de volver al trabajo conjunto entre Sepúlveda y los pueblos agregados.
El proyecto más ambicioso: un edificio multiusos para el futuro
Su gran ilusión actual es la rehabilitación y acondicionamiento del antiguo edificio del Ayuntamiento del Villar de Sobrepeña. Su idea consiste en crear un edificio multiusos que servirá tanto para cubrir necesidades actuales de los vecinos como para generar nuevas oportunidades para el pueblo.
El proyecto contempla que el edificio, en su planta baja, albergue un centro de día con talleres para las personas mayores y jubilados, además de un espacio de coworking y teletrabajo que responda a las nuevas formas de trabajo que se están implantando en el rural. En la parte alta se habilitarían dos apartamentos: uno para el uso y disfrute de la familia que tenga la concesión de la gestión de la sede social de la Asociación El Progreso en Las Escuelas, y otro para alquiler íntegro rural que aporte ingresos para el mantenimiento del propio edificio y sirva como complemento económico para la familia que gestione la sede social.
Aunque reconocen que es un proyecto que requiere inversiones importantes y mucho trabajo, aportaría estabilidad en una de las piezas claves del pueblo: su sede social, y sumaría un nuevo espacio para el disfrute de todos los vecinos y vecinas. Este proyecto representa la ambición de futuro de una asociación que, durante cuatro décadas, ha demostrado que con organización, ilusión y trabajo en equipo, los pequeños pueblos pueden mantener viva la llama de la comunidad y plantar cara al reto de la despoblación rural.