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Relato colectivo: Una vida en la mochila
Aisha tiene siete años, es morena como el azúcar de las infusiones que bebe su gente, de ojos almendrados y andar divertido. Vive en una aldea, a treinta kilómetros de Rabat, con sus padres y cinco hermanos; ella es la sexta.
Un tío lejano, emigrado al nordeste de Segovia, le ha conseguido un trabajo a su padre y este ha decidido partir con su familia a Riaza, otro pueblo casi tan pequeño como el suyo. Su madre les dijo a ella y sus hermanos que todo iría bien, que la casa sería más bonita que la suya y que la población les acogería con los brazos abiertos. "El colegio", añadió, "tendrá buenas profesoras y aprenderéis muchas cosas nuevas, además del idioma".
El primer día de clases, Aisha no entiende el idioma, todo es diferente, no encuentra a sus hermanos ni amigos. Se mantiene expectante, pero no tiene amigas.
El segundo día tiene un examen y no sabe hacerlo. Está muy perdida, no le gusta la comida del comedor. De repente siente que está a punto de llorar. Va sola caminando cuando otra niña la sigue y abre la mochila de Aisha, de la que sale un duende saltando. Muchos niños y niñas le persiguen y le tiran por el aire... El duende grita: "¡Socorro!", "Help...", pidiendo ayuda en varios idiomas.
Aisha sale corriendo para salvar al duende, consigue atraparlo y se lo lleva a casa. Allí lo primero que hace es esconderlo para que no lo vea su familia, porque no lo iban a creer real ni posible. Y para que no se lo comiese su gata Pancha.
Aisha le cuenta al duende sus problemas relacionados con el cambio de país y, a la vez, le habla de lo bonito que es Riaza. Como el duende es mágico, habla marroquí perfectamente y se convierte en su mejor amigo. Ella le cuenta sus cosas y el duende le va ayudando con el idioma y las costumbres de Riaza y de España.
Aisha, gracias al duende, va teniendo poco a poco más confianza y se va acercando más a sus compañeros. Además, se da cuenta de que en el CRA de Riaza hay más alumnos como ella, que han venido de otros países, y que están tan contentos e integrados como los demás.
Así que Aisha no puede más que agradecer al duende toda su ayuda: llevándole cacahuetes con miel, su comida favorita, y convirtiéndole en su mascota.
Relato creado colectivamente en el Taller de Escritura Creativa del Festival de Colores de Riaza, mayo de 2025.
