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Comarca Nordeste de Segovia

Colaboraciones

¿Nos escuchamos?

Cuando miramos el mapa del nordeste de Segovia, vemos una constelación de pueblos dispersos por 2.000 kilómetros cuadrados: desde Sepúlveda hasta Ayllón, desde Riaza hasta Prádena, pasando por decenas de pequeñas localidades donde apenas vivimos unas pocas familias. Poco más de 10.000 personas habitamos este vasto territorio que, lejos de ser una debilidad, podría convertirse en nuestra mayor fortaleza... si supiéramos escucharnos.

Primer artículo de la serie "Raíces y Horizontes" para el Nordeste de Segovia

Sin embargo, en lugar de trabajar codo con codo para tratar de solucionar los problemas que nos atraviesan a todos, parece que prefiramos ir por separado, cada uno pidiendo lo suyo, olvidándonos a veces de que hay necesidades que tenemos todos y de que juntos seríamos más fuertes. No nos damos cuenta de que estamos en el mismo barco y que la falta de servicios y la despoblación son problemas comunes independientemente del lugar exacto donde vivamos.

Para cada uno de nosotros puede resultar trascendental si vivimos en Ayllón o de Prádena, pero, igual que ocurrió en la reconquista con los reinos de taifas, que divididos fueron relativamente fáciles de vencer, si no nos unimos para buscar recursos que permitan paliar los problemas de la región y exigir la toma de medidas a los gestores del país, será muy complicado revertir problemas como el abandono que se lleva sufriendo desde hace décadas. En este sentido, la propuesta es sencilla: cambiemos el ataque por la escucha. No demos por supuesto lo acertado o errado de una propuesta en función de quién la haga. Mejor dialoguemos.

La trampa de las burbujas digitales

Aparentemente, en la sociedad actual estamos más conectados que nunca, no solo con quienes nos rodean, sino con todo el orbe. La cantidad ingente de información de la que disponemos, así como el acceso a las redes sociales, nos generan la sensación de que la humanidad está más unida y tiene más espíritu crítico que nunca. Sin embargo, el efecto es prácticamente el contrario.

Tanto las redes sociales como el análisis que hacen los sistemas informáticos de nuestras preferencias cuando navegamos por la web, acaban provocando que nos rodeemos de personas que piensan como nosotros y ven la vida de manera muy similar. Acabamos envueltos en burbujas en las que nuestros pensamientos e iniciativas son aplaudidas por nuestros seguidores, a la vez que nosotros aplaudimos y nos limitamos a ver lo que ocurre en nuestra comunidad virtual que se construye por afinidades aislándonos de las demás burbujas.

Nos olvidamos de esas otras burbujas, tan cerradas sobre si mismas como la nuestra, que tienen una manera de entender el mundo y de buscar soluciones diferentes. Se está produciendo una división parecida a la que apuntábamos al principio, pero en su versión digital o 2.0. Es una división tanto analógica como digital que nos debilita y empobrece. Trabajar juntos con personas y burbujas diferentes nos permite no solo ganar fuerza sino enriquecernos de la diversidad de miradas.

La complejidad exige escucha

Tanto como especie que habita el planeta como colectivo de personas que convive en una región concreta, los problemas a los que nos enfrentamos son extremadamente complejos y atraviesan ámbitos muy diversos que pasan por la ecología, el trabajo o la desigualdad. Ante esta situación es necesario escuchar a todo el mundo, porque personas de diferentes ámbitos aportan diferentes perspectivas e ideas ante un mismo problema.

No existen soluciones mágicas, pero el arreglo de un problema puede llegar de la mano de quien menos lo esperabas. No dejemos de escucharla por estar pendientes solo de lo que pasa en nuestra burbuja.

En el nordeste de Segovia, donde cada pueblo lucha por mantener vivos sus servicios básicos, donde cada iniciativa puede marcar la diferencia entre el futuro y el olvido, la escucha activa no es solo una virtud: es una necesidad de supervivencia. Porque si algo hemos aprendido en estos páramos y valles es que la soledad no construye, pero la colaboración sí.