Colaboraciones
La basura en su sitio, por favor
Un problema global de dimensiones colosales
Lamentablemente la acumulación de basura es una constante en cada rincón del planeta. Da igual que nos encontremos en medio de Times Square o en la desembocadura del Amazonas, en una aldea gallega o en el nacimiento de un arroyo, siempre hay rastros del paso del ser humano por allí. Y no hablamos de las huellas de nuestro calzado sino de restos de todo tipo y naturaleza: colillas, latas de bebida, bolsas de plástico… basuras que entran en contacto con los seres vivos y deterioran profundamente el medioambiente.
Según un informe del Banco Mundial, en los países ricos se estima que una sola persona genera, de media, 1 kg de basura al día, y este dato solo contabiliza los restos de productos manufacturados, es decir, no incluye los restos orgánicos biodegradables. Si multiplicamos por el número de habitantes, una cuenta sencilla, el panorama es desolador: Solo España genera diariamente casi 48 millones de kilos de basura no biodegradable. Gestionar esta ingente cantidad de residuos es una tarea descomunal.
Del problema a la oportunidad: la economía circular
Tenemos un problema, amigos, pero si nos ponemos en plan optimista podemos ver este drama como una oportunidad. El sector de la gestión de residuos y el reciclaje, además de dar empleo a un gran número de personas, permite obtener materias que se pueden volver a utilizar. La gestión de residuos se puede convertir en un reto y, cuando se hace bien, la diferencia es palpable.
Desarrollar un buen sistema de reciclaje y gestión de las basuras hace posible, no solo reutilizar muchos materiales como plásticos, vidrio, metales o minerales para la elaboración de nuevos recipientes, carrocerías de coches, suelos acolchados para los parques o baterías y otros elementos para equipos tecnológicos. Con la parte orgánica de los residuos, restos de alimentos y podas de jardines y bosques, se puede elaborar compost que sirve para regenerar suelos y mejorar la producción agrícola. Aprovechar la basura que generamos es uno de los principios de la tan cacareada, pero ineludible, economía circular.
En la mayoría de los países la gestión de la basura es caótica. En algunos casos se vende a otros países para que la gestionen, sin hacer ningún seguimiento posterior; otras veces se entierra o se quema, confiando en que al dejar de verla dejará de ser un problema; en muchos casos simplemente se almacena sin más.
Consecuencias medioambientales devastadoras
Así, la basura que se abandona contamina acuíferos y campos. Así, toneladas de plástico inundan el océano y los microplásticos se encuentran ya en todos los rincones del planeta, incluido nuestro propio organismo. Reducir la cantidad de basura y mejorar la gestión de nuestros deshechos debe estar entre nuestros objetivos para seguir disfrutando de los servicios ecosistémicos de los que nos provee una naturaleza sana.
Y el lector dirá, y con razón, que no está en su mano cambiar o mejorar la gestión de residuos. Efectivamente no, las acciones de una sola persona no pueden abarcar las miles de toneladas de basura y la primera medida debería ser limitar la producción de desperdicios reduciendo, por ejemplo, el embalaje y el uso de plásticos. Pero si debemos ser conscientes de que somos el primer eslabón de la cadena cuando llega la recolección. Si nosotros no somos capaces de depositar la basura en el lugar adecuado, es imposible reciclar nada.
El caso de las colillas es un buen ejemplo. Una colilla puede contaminar miles de litros de agua, sin embargo, es el residuo más habitual en playas, bosques y ríos. Tirar el final del cigarrillo en cualquier lado genera un impacto muy grande cuya responsabilidad descansa en quien lo tiró.
Así que, aunque consideremos que la gestión de la basura no es buena, seamos conscientes de que sí somos responsables de no dejar latas de cerveza, servilletas usadas, botellas vacías, toallitas húmedas o colillas, millones de colillas en cualquier lugar. Seamos coherentes y cumplamos nuestra parte porque, si cada uno acepta su cuota de responsabilidad en el problema de la basura, ayudaremos mucho a que deje de serlo.