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Europa se juega su futuro verde: la ley europea de restauración de la naturaleza

En esta nueva entrega de la serie "Raíces y Horizontes", analizamos la ley europea de restauración de la naturaleza, una normativa histórica que busca recuperar el 20% de los ecosistemas dañados del continente. Entre resistencias políticas y el apoyo de la extrema derecha para frenarla, Europa se juega su futuro ambiental y la supervivencia de servicios ecosistémicos básicos como el agua limpia y los polinizadores.

Tras mucho trabajo, se ha logrado poner en marcha la ley sobre restauración de espacios naturales, una normativa impulsada por la Comisión Europea que busca restaurar ecosistemas dañados del continente. El objetivo es aumentar la captura de carbono, minimizar la pérdida de biodiversidad y prevenir o reducir el impacto de eventos extremos como las sequías o las inundaciones. El reto es restaurar el 20% de los ecosistemas naturales de un continente donde el 80% de los hábitats están en mal estado.

Captura de Pantalla 2025 08 24 a las 13.24.29La normativa constituye un elemento clave en la estrategia sobre biodiversidad, la primera ley integral de todo el continente que, más allá de las propuestas, exige objetivos vinculantes para recuperar humedales, ríos, bosques o pastizales. Más allá del aspecto romántico o emocional que muchas personas pueden encontrar en la recuperación de los espacios naturales, la restauración de la naturaleza busca asegurar que los servicios ecosistémicos de los que nos provee la naturaleza como el agua para beber, el aire que respiramos, los polinizadores que necesitan nuestros cultivos o los suelos en los que cultivamos entre otros, se sigan produciendo. Es muy necesaria para lograr los acuerdos a los que se han comprometido los países miembros de la UE, también España. Sin embargo, tanto el Partido Popular Europeo (PPE) como la extrema derecha están tratando de paralizar la normativa para expresar su rechazo a la agenda verde europea y, en ese intento, cuentan con el apoyo, entre otros grupos, de numerosas asociaciones de agricultores y ganaderos. El pasado 15 de junio, tras una votación ajustadísima, se logró mantener en marcha la propuesta, pero todo parece indicar que los intentos para tumbar la normativa siguen y seguirán en marcha. De hecho, el 27 de junio ha vuelto a sufrir un revés con menos de la mitad de los eurodiputados apoyándola, siempre con el temor del coste en términos electorales de una ley que no comprende bien todo el mundo. Hay otro momento clave para la ley el próximo 12 de julio.

En demasiadas ocasiones la restauración de la naturaleza se toma como un ataque al sector agrario que provoca la disminución de la producción de alimentos de manera intensiva. Probablemente en esa reticencia influya mucho el miedo al cambio que tenemos casi todos. Sin embargo, más allá de la percepción personal, los análisis de la producción agrícola mundial están demostrando que, además de todos los problemas ambientales que genera la producción intensiva de alimentos, su productividad se está reduciendo año tras año. Además, proyectos como Olivares vivos o Secanos vivos están demostrando que, si bien el abandono de la producción intensiva reduce la producción al principio, la aumenta y mejora a medio y largo plazo. Así se está produciendo en muchas áreas de secano y olivar donde se está apostando por aplicar la agricultura regenerativa, ya que los cambios en la manera de cultivar generan suelos capaces de retener más humedad y, una vez logrado, un agroecosistema más equilibrado, permite reducir e incluso eliminar el uso de pesticidas y abonos químicos.

Perder la oportunidad de trabajar por la restauración de los ecosistemas es un problema que a medio plazo vamos a sufrir todos, los primeros quienes viven del campo, porque de ello depende que sigamos teniendo este entorno que, entre otros beneficios, nos aporta los elementos básicos para la vida. Seguro que la ley necesita mejoras, entre ellas una mayor coordinación con los dictámenes de la PAC, y las propuestas de cambios aportarán soluciones, pero funcionar a base de enmiendas a la totalidad no ayuda a construir entre todos. Aparquemos los prejuicios y enfrentemos el reto de forma decidida. El sector agrario no debe de temer a la restauración ecológica.