Editoriales
Tradiciones que nos definen: más allá del Halloween, nuestro Día de Todos los Santos
Estos días los cementerios se llenan de visitantes, no necesariamente creyentes, que de alguna manera necesitan conectar con su espiritualidad. A los pueblos llega la descendencia que durante el año habita de paso y que se aferra a las tradiciones como un clavo ardiendo para resucitar los recuerdos que un día formaron parte de la identidad de los pueblos. Lo pagano y lo religioso con
fluyen para documentar la memoria de lo que fuimos, con nuestras creencias, supersticiones, la interpretación del calendario, marcado por las necesidades de la tierra, y los ritos que nos definen.
Las tumbas se llenan de flores, quizás para reparar la ausencia de los vivos, un ataque de nostalgia que nos ata a la tierra. El folclore de nuestros pueblos en torno al día de difuntos compone un presente que no puede caer en el olvido, porque nuestra identidad se extinguirá. Las tradiciones de nuestros pueblos, con las leyendas, las canciones, las recetas, el fuego, los adornos en las puertas para ahuyentar a los espíritus y los personajes paganos nos recuerdan la llegada del invierno y la necesaria provisión de alimentos.
El legado vivo de Castilla y León
En Castilla y León, esta celebración adquiere matices propios que la convierten en patrimonio inmaterial único. El culto a las almas y la visita a los cementerios se entrelazan con siglos de tradición que merecen ser preservados y transmitidos.
Una de las costumbres más singulares de la región es la celebración de las 'Ánimas', especialmente viva en pueblos de la Sierra de Francia. En localidades como La Alberca o Mogarraz, se realizan procesiones nocturnas con faroles y antorchas, en un ambiente de respeto y espiritualidad que representa el paso de las almas al más allá. Estas procesiones invitan a reflexionar sobre la finitud de la vida, mientras las calles se iluminan con miles de velas que guían a vivos y difuntos en una singular comunión.
En algunas zonas rurales, los vecinos preparan pequeños altares en sus hogares con fotografías y velas encendidas. Se limpia la habitación, se ponen sábanas nuevas para facilitar el descanso de las ánimas, pues según la tradición, el Día de Todos los Santos la línea que separa el mundo de los vivos del de los difuntos es más fina.
El teatro también forma parte de la tradición. La representación del "Don Juan Tenorio" de Zorrilla se ha convertido en un ritual cultural imprescindible en teatros de toda la región. Esta obra sobre el pecador que consigue salvarse de la condenación eterna encuentra en estas fechas su momento perfecto, uniendo arte, religiosidad y memoria colectiva.
La gastronomía castellanoleonesa honra a los difuntos con dulces de origen medieval cargados de simbolismo. Los 'huesos de santo' y los 'buñuelos de viento' no son simples postres: representan la dulzura de la vida y el recuerdo de quienes ya no están. Cuenta la leyenda que cada buñuelo de viento que comemos salva un alma del purgatorio, convirtiendo el acto de degustar estos dulces en un gesto de caridad espiritual. Las pastas de anís, los amarguillos y la tradicional 'limonada de muertos' —preparada con vino, frutas y especias— completan una mesa que conecta el presente con el legado de los monasterios y conventos que jalonaron nuestra historia.
Toda esta radiografía etnográfica en torno a 'las ánimas' nos confronta con el importado 'Halloween', una fiesta que entró hace unos años a nuestras vidas con un objetivo meramente comercial y que nada tiene que ver con nuestras raíces.
A veces vivimos tan acomplejados que escondemos todo el bagaje cultural e histórico que nos define y preferimos unirnos a los productos neoliberales que provienen principalmente de EE.UU., aparentando que estamos en el mundo, quizás por comodidad, por falta de reflexión o simplemente porque no nos hemos creído nuestra propia riqueza histórica, imprescindible para escribir la memoria de los pueblos.
Las tradiciones vinculadas a 'las ánimas' son solo un ejemplo de lo que somos, un mundo rural extraordinario en patrimonio cultural e histórico. Dejemos a un lado los prejuicios e inseguridades que nos limitan y reivindicemos con orgullo el legado de nuestros antepasados. Visibilicemos y apoyemos el producto local, nuestro conocimiento y exijamos igualdad de derechos y oportunidades.
La fuerza de la comunidad es más poderosa que el sentimiento de inferioridad que algunos se han empeñado en transmitirnos para torturar nuestros pasos. Somos protagonistas de lo nuestro porque recibimos un legado inmenso. No tengamos miedo a abrir las arcas.
Fotos: Desfile de las ánimas en Cerezo de Arriba. Noviembre 2025