Herramientas de Accesibilidad

Skip to main content

Vive, trabaja y disfruta en la
Comarca Nordeste de Segovia



Editoriales

Seguimos… Nos vemos en digital

Renovarse y seguir. El Nordeste de Segovia afronta con ilusión una nueva etapa con el propósito de llegar a más lectores y adaptarse a los nuevos tiempos.

Buenos días queridos lectores, como bien sabéis, soy el Nordeste de Segovia, vuestro periódico; recientemente he cumplido 27 años; más concretamente el 1 de diciembre de 1996, cuando vi la calle por primera vez y estuve en vuestras manos y en vuestras mentes los días sucesivos. Muchas veces me han contado cómo fueron estos inicios. Yo no había nacido y ya se hablaba de mí. Macario fue quien vino con la idea de darme vida, y con una propuesta en las manos para que una empresa de Aranda me maquetara y editara para ver la luz y estar entre vosotros. Por estos lares se recuerda con cariño especialmente el número 0; Marimar y Belén se afanaron hasta el último segundo para que todo saliera bien, y desde entonces aquí estoy.

¡Madre mía, cuánto tiempo ha pasado!... y cuántas cosas, y yo he tenido el privilegio de poder contarlas, algunas buenas, otras no tanto. No quiero pecar de presumido, pero creo que formo parte de la historia de esta comarca, de una historia viva, y que pasará a la posteridad. Muchos de vosotros, los lectores que además sois suscriptores desde los inicios, me habéis conservado, y en vuestras pequeñas bibliotecas habéis reservado un espacio para mí. ¡No sabéis lo agradecido que estoy! He viajado a muchas partes del mundo, poco pero suficiente, y creo que conozco los cinco continentes. Pero, sobre todo, he visto los pueblos del Nordeste de Segovia, sus fiestas, sus actividades, las empresas y emprendedores que han ido naciendo en cada uno, nuestros alcaldes y concejales, las obras realizadas, en fin, toda una vida y todo un tiempo en el que he sido testigo del avance de nuestros pueblos, pero, a la vez, de la pérdida de población que ha tenido cada uno de ellos. Aunque también hay que decirlo, de vez en cuando he sentido la alegría de ver llegar familias y personas que, aunque no han resuelto el problema de la despoblación, sí han contribuido a paliarlo y a aportar nuevos valores y un hilo de esperanza a nuestros pueblos y nuestra gente.

Hoy es un día especial, y no puedo olvidarme de mis coordinadores. Empezando por Belén y acabando con Alicia, tengo que mencionar a Raúl, a Iñaqui, a Teresa, a Carlos, a Ildefonso, a Susana. Todos ellos y ellas han dejado su huella en mí y vosotros mis lectores lo habéis podido comprobar y disfrutar; fueron creando secciones nuevas, aportaron sus conocimientos periodísticos, dando voz a muchas personas de nuestros pueblos por ser mayores, por ser jóvenes, por ser emprendedores, por ser ganaderos, por ser, sencillamente, de nuestros pueblos. Tampoco puedo olvidarme de las personas que han formaron parte del consejo de redacción, que en un principio era cada dos meses y después cada mes; se reunían para llenarme del contenido que a vosotros mis lectores os he ido ofreciendo en cada número. Tampoco debo olvidarme de los muchos colaboradores que han participado en mis páginas. Siento no mencionarlos, porque sería un poco largo y aburrido. A todos ellos y ellas mi agradecimiento por todo lo que me habéis aportado en estos años, y lo que he podido trasmitir a vosotros mis lectores.

Todo esto suena un poco a despedida, pero no lo es. Sobre todo, es añoranza, y nostalgia de tiempos pasados; hoy es el fin de una etapa, una etapa más de mi vida y que seguro que muchos de vosotros y vosotras recordaréis siempre, pero también es el día en el que paso a ser digital y abro una nueva puerta al mundo y espero llegar donde hasta ahora no lo había hecho nunca, sin perder lo que ya tengo y a los que ya me seguís desde hace tantos años.

Hemos superado muchas cosas juntos: la pérdida de mi inventor, Macario, y de Blas; las crisis económicas, que tantos proyectos se llevaron por delante, la pandemia que tanto miedo nos hizo pasar, y me obligó a llegar a vuestras casas envuelto una vez más en plástico… y tantas otras cosas. Hoy asistimos a una nueva era, la era digital. Me resistía a subir a este carro, por miedo a perder mi esencia, a perder los objetivos por los que nací, por miedo a perderos a vosotros mis lectores, mis anunciantes, colaboradores, y todas las personas que me han dado vida de alguna u otra forma. El tren de la digitalización llegó, y no me ha quedado más remedio que subirme. Hoy dejo el papel, pero no para siempre. Al finalizar el año, saldré de nuevo a la calle con un resumen anual, para seguir contando la historia de esta tierra, y para que aquellos que me habéis guardado en vuestras estanterías podáis seguir acumulando la historia reciente de esta comarca.

Ahora soy digital, estoy empezando a conocer este mundo y no es tan malo como lo pintan. Tenéis que ayudarme a sacar lo mejor de él. En mi breve experiencia he conseguido llegar a los jóvenes, que hasta ahora no me conocían, pero ni siguiera me abrían y mucho menos leían. He ampliado nuevos horizontes y estoy llegando al mundo, y el mundo así conocerá nuestra historia, nuestra vida, nuestros emprendedores, nuestras actividades, y todo lo que somos y hacemos.

Me da miedo perder a mis mayores, posiblemente los que más me han querido; no puedo vivir sin ellos, y por eso os pido que les ayudéis a acercarse al mundo digital; es posible – pues, de hecho, han sabido familiarizarse con los móviles, por ejemplo-, no es una barrera, o no hagamos que lo sea, para eso os necesito a todos y todas.


Seguid colaborando, ahora cada pueblo tiene su espacio sin límites; escribid, fotografiad y hacedme partícipe de ello, y yo seguiré contando vuestras historias, esta vez en el mundo entero.

Seguid siendo suscriptores, por solo 15 euros al año seguiréis contribuyendo a escribir la historia de esta tierra y recibiréis el anuario que antes comentaba. También, además de leerlo en el ordenador, habrá una alarma en dispositivos como la tablet o el móvil, para que sepáis cuándo tengo nuevos contenidos.

En definitiva, seguir conmigo y dándome vida.