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El doble filo del turismo estival: cuando los pueblos del Nordeste de Segovia se multiplican por quince

Cada verano, los pueblos del nordeste de Segovia viven una transformación radical. Este fenómeno, que se repite en toda la comarca, genera enormes desafíos para unos ayuntamientos que deben gestionar servicios dimensionados para unas decenas de vecinos pero que en julio y agosto atienden a miles de personas. Entre restricciones de agua, refuerzo de la recogida de basuras y contratación de personal eventual, estos municipios buscan el equilibrio entre el beneficio económico del turismo y la sostenibilidad de sus infraestructuras.

Cada año, entre junio y septiembre, los pequeños municipios del nordeste de Segovia experimentan una transformación demográfica sin precedentes. Los datos del Instituto Nacional de Estadística revelan una realidad sorprendente: pueblos como Maderuelo multiplican su población por 15, convirtiendo localidades de apenas 100 habitantes en destinos que acogen a miles de visitantes.

El caso de Maderuelo es paradigmático. Este municipio segoviano de 101 habitantes (INE 2024) recibió más de 4.000 turistas durante el pasado verano, todos ellos procedentes de diferentes puntos de la Comunidad de Madrid según la estadística experimental del INE, que utiliza la geolocalización de teléfonos móviles para medir los flujos turísticos.

El perfil del visitante: Madrid como principal origen

Los datos confirman una tendencia que se extiende por toda la provincia: Madrid se consolida como el principal emisor de turistas hacia estos destinos rurales. Le siguen, a considerable distancia, Valladolid y la propia capital segoviana, reproduciendo un patrón que caracteriza al turismo de proximidad en Castilla y León.Captura de Pantalla 2025 08 04 a las 11.19.53

Esta concentración geográfica del origen de los visitantes responde a factores evidentes: la cercanía de Madrid (menos de dos horas en coche hasta la mayoría de estos destinos), la búsqueda de alternativas al calor urbano y la creciente valoración del turismo rural como opción de descanso.

El reto de la gestión municipal

La multiplicación poblacional plantea desafíos enormes a las administraciones locales. El problema es estructural: los recursos municipales se calculan sobre la población censada, pero los servicios deben prestarse a una población real que puede ser hasta 15 veces mayor. Esto obliga a los ayuntamientos a:

  • Reforzar la recogida de basura: de tres días semanales a cinco o seis entre julio y septiembre
  • Incrementar el personal municipal: contratando trabajadores eventuales para hacer frente a la demanda
  • Ampliar horarios y servicios: desde atención al ciudadano hasta mantenimiento de espacios públicos

El desequilibrio económico es evidente. Los propietarios de segundas residencias contribuyen a través del IBI, pero la mayoría de los visitantes temporales no aportan directamente a las arcas municipales, mientras que los ayuntamientos deben garantizar servicios para todos durante los meses de mayor afluencia.

Casos extremos: cuando la desproporción se vuelve exponencial

Con solo 25 habitantes censados (INE 2024), Navares de las Cuevas ostenta el récord de crecimiento proporcional en Segovia, alcanzando más de 520 habitantes en agosto. Los datos oficiales revelan situaciones similares en toda la comarca:

  • Cerezo de Arriba: de 136 habitantes (INE 2024) a 2.203 habitantes (+1.519%)
  • Cerezo de Abajo: de 122 habitantes (INE 2024) a 820 habitantes
  • Sepúlveda: de 988 habitantes (INE 2024) a 5.955 habitantes
  • Riaza: de 2.144 habitantes (INE 2024) a 10.934 habitantes en temporada alta

El fenómeno del retorno: "hijos del pueblo" que vuelven

Un factor particularmente significativo en estos incrementos demográficos es el turismo de raíces. Una gran parte de los visitantes estivales son "hijos del pueblo": personas que nacieron en estos municipios, pero emigraron en busca de mejores oportunidades laborales, especialmente a Madrid, y que cada verano regresan a sus lugares de origen.

Este colectivo mantiene vínculos emocionales y patrimoniales con sus pueblos natales, conservando segundas residencias familiares o las casas de los abuelos que han heredado. Durante los meses de verano, estas viviendas cobran vida temporalmente, multiplicando la población de manera exponencial, pero con un carácter muy particular: no son turistas convencionales, sino antiguos vecinos que mantienen sus raíces.

Este fenómeno explica en parte por qué la presión sobre los servicios municipales es tan intensa: no se trata solo de visitantes ocasionales, sino de familias enteras que establecen residencia temporal durante períodos prolongados, utilizando los servicios públicos con la misma intensidad que los residentes permanentes.

Los servicios básicos al límite: residuos y abastecimiento de agua

El aumento poblacional conlleva un incremento exponencial en la generación de residuos. Los servicios de limpieza, dimensionados para poblaciones pequeñas, se ven desbordados por la llegada masiva de visitantes.

Los principales problemas identificados incluyen:

  • Saturación de contenedores en puntos turísticos
  • Malos olores por acumulación de residuos
  • Contaminación visual en espacios naturales
  • Sobrecarga de trabajo para los servicios municipales

Muchos ayuntamientos recurren a mancomunidades, como la de La Pedriza en el caso de Navares de las Cuevas, para gestionar esta situación excepcional.

Pero si la gestión de residuos plantea problemas logísticos, el abastecimiento de agua se convierte en una auténtica emergencia cuando la población se multiplica. Las infraestructuras hídricas de estos pequeños municipios, diseñadas para unas pocas decenas o centenares de habitantes, se ven sometidas a una presión extrema durante los meses estivales.

La respuesta municipal suele ser contundente y restrictiva. Los bandos de alcaldía que se suceden cada verano en estos pueblos reflejan la gravedad de la situación:

Prohibiciones totales que incluyen:

  • El llenado de piscinas con agua de la red general
  • El riego de jardines, huertos y sembrados
  • El lavado de vehículos con agua potable

Estas medidas, que pueden parecer drásticas, son la única alternativa para "prevenir problemas en el abastecimiento público" y evitar restricciones aún mayores que podrían afectar al consumo doméstico básico.

Los ayuntamientos no se limitan a publicar las restricciones. Como recogen los bandos municipales, "por los servicios del Ayuntamiento y de las Fuerzas del Orden Público se vigilará el cumplimiento" de estas normas, con sanciones que pueden llegar hasta "el corte del suministro de agua a los infractores".

Esta vigilancia activa evidencia hasta qué punto el agua se convierte en el recurso más crítico durante los picos estivales, cuando el consumo puede multiplicarse de forma exponencial no solo por el aumento de usuarios, sino también por los usos recreativos típicos del verano: piscinas, riego de jardines y limpieza de vehículos.

El paisaje de la España vaciada

Paradójicamente, estos pueblos que se saturan en verano mantienen durante el resto del año un enorme parque de viviendas vacías. Los datos del Ministerio revelan cifras preocupantes en varios municipios de la comarca, donde el número de viviendas supera ampliamente al de habitantes censados.

Como refleja la realidad de estos municipios, viven "un efímero episodio de superpoblación que cada año refleja un espejismo demográfico", tras el cual queda patente la realidad de la España vaciada: territorios despoblados que cobran vida solo unas semanas al año.

Hacia un turismo responsable: soluciones colaborativas

La sostenibilidad de este fenómeno turístico pasa necesariamente por la colaboración entre administraciones, vecinos y visitantes. La concienciación de los veraneantes resulta fundamental para minimizar el impacto en estos frágiles ecosistemas rurales.

Algunas iniciativas que están demostrando su eficacia incluyen:

  • Campañas informativas dirigidas a turistas sobre el uso responsable de recursos básicos como el agua y la correcta separación de residuos
  • Señalización específica en puntos de acceso explicando las particularidades de cada municipio y sus limitaciones de servicios
  • Programas de sensibilización que expliquen a los visitantes la realidad demográfica de estos pueblos y la importancia de respetar las normas locales
  • Colaboración voluntaria de los turistas en tareas de limpieza y mantenimiento de espacios comunes
  • Promoción del consumo local para que el impacto económico positivo del turismo se quede en el territorio

La experiencia demuestra que cuando los visitantes comprenden la situación real de estos pequeños municipios —sus limitaciones de infraestructura y la desproporción entre población censada y real— su disposición a colaborar aumenta considerablemente. Un turista informado se convierte en un aliado para la preservación de estos espacios rurales.

Conclusiones: buscando el equilibrio

El turismo estival en el nordeste de Segovia representa un fenómeno complejo con múltiples aristas. Por un lado, dinamiza economías locales, mantiene vivo el patrimonio rural y ofrece alternativas de ocio sostenible. Por otro, genera tensiones en los servicios públicos, problemas medioambientales y dilemas sobre el modelo de desarrollo rural.

La clave está en encontrar fórmulas que permitan aprovechar los beneficios del turismo sin comprometer la sostenibilidad ni la autenticidad de estos espacios. Esto pasa por:

  • Mejorar la financiación municipal para hacer frente a las necesidades estacionales
  • Desarrollar infraestructuras adaptadas a los picos de demanda
  • Promover un turismo responsable que respete el entorno y las comunidades locales
  • Planificar el desarrollo turístico de forma sostenible y participativa

Solo así estos pueblos podrán seguir siendo refugio estival sin perder su alma rural, garantizando al mismo tiempo el acceso a servicios básicos como el agua potable durante los críticos meses de verano.

Datos basados en estadísticas del INE, Ministerio de Hacienda y testimonios de alcaldes locales. La metodología del INE utiliza la geolocalización de dispositivos móviles para medir flujos turísticos interprovinciales.