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Cocina de leña y producto de temporada: así es La Chasca de la Dehesa
Iván y Rosana, responsables del proyecto, explican que han visto en este espacio un sitio con mucho potencial. Como apasionados de la hostelería, trabajar solamente en verano se les hacía demasiado corto. "El verano es muy intenso y trabajar en invierno nos da la oportunidad de experimentar con nuevos platos y otro ritmo de trabajo, aprovechando un entorno que es mucho más bonito en otras estaciones", señalan.
La reforma ha incluido la instalación de un horno tradicional de leña, una pieza central en la nueva propuesta gastronómica. Comenzaron con una cocina muy modesta que han ido construyendo poco a poco según sus necesidades. Este horno les permite aprovechar los restos de poda del propio parque, sirve como calefacción y abre un abanico de posibilidades culinarias que otros hornos no permiten.
"Cuando alguien ve un horno de leña siempre piensa en asados, pero se nos olvida que es una herramienta para cocinar cualquier tipo de producto", explican. Desde una ensalada a la brasa, pasando por una pizza al estilo napolitano a 400 grados de temperatura o una tarta de queso aprovechando su calor residual. Las posibilidades son infinitas.
El cerramiento de una parte de las instalaciones ha sido clave para poder abrir todo el año. Han optado por grandes ventanales de cristal que permiten sentirse integrado en la naturaleza, contemplando los colores de los cambios de estación, mientras se disfruta del confort de un espacio caldeado con una chimenea de leña. El entorno natural sigue siendo el gran protagonista.
La nueva etapa también trae consigo una renovada filosofía gastronómica. Juegan con la ventaja de contar no solamente con producto local, sino también con producto de temporada. Así, darán un toque original a los platos con propuestas como patatas revolconas con setas, crema de ortigas o crema de castañas, aprovechando lo que cada estación ofrece en la zona.
El objetivo es claro: transformar lo que era un área recreativa con piscina que tenía un chiringuito en un restaurante abierto todo el año que tiene una piscina en verano. Un cambio de enfoque radical que busca darle vida al parque durante los doce meses.
El restaurante es solo el primer paso. La idea es poder organizar actividades como pequeños mercadillos de productores locales, eventos navideños o tardes de música en vivo, convirtiendo el parque en un espacio de encuentro comunitario más allá del verano.
El cambio de nombre a La Chasca surgió de forma casi natural. Varios amigos coincidían en que era un buen momento para cambiar la identidad del local. Barajaron varios nombres, pero todo se aclaró el primer día que encendieron el fuego. "Iván me dijo, enciende la chasca. Al cabo de un rato escuchamos el chasquido del roble", recuerda Rosana. Ese mismo día entró un vecino del pueblo a ver cómo había quedado la obra, y mirando la chimenea dijo 'qué buena chasca'. Esa misma noche, comentando el enfoque que querían dar al proyecto —volver a las raíces, a cocinar con leña como nuestros abuelos— volvió a salir esa palabra coloquial que en la zona todos asocian al fuego. "Ahí lo vimos claro. Nos parece una palabra pegadiza y con bastante gancho".
Con estas nuevas instalaciones y una clara apuesta por la desestacionalización, La Chasca de la Dehesa se posiciona como una propuesta gastronómica diferente en la comarca, donde el fuego, el producto local y el entorno natural son los verdaderos protagonistas.