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La antigua cárcel de Sepúlveda

Silencio, qué palabra tan potente, y qué de significados esconde dependiendo del uso que la des. Silencio es lo que encuentro cada mañana cuando abro las puertas de la oficina de turismo y me dispongo a encender las luces de los tres pisos con los que cuenta este edificio; un silencio diferente al que vivo cuando hago lo contrario, subir a la planta superior e ir apagando el día en este edificio tan enigmático.
La antigua cárcel de Sepúlveda es uno de esos lugares en los que el visitante no sólo conoce, aprende y vive, sino por encima de todo, es un lugar en el que reflexiona sobre todos y cada uno de los temas que se plantean, y más importante, reflexiona sobre uno mismo y la prisión en la que a veces estamos inmersos, la cual no nos deja ser libres a pesar de que las puertas las tenemos abiertas para disfrutar de esa libertad.
Este rincón de Sepúlveda es un lugar que gusta a pequeños y mayores, pero también es verdad que hay personas que prefieren no visitarlo, porque como la palabra “silencio”, la antigua cárcel no es un museo que le guste descubrir a todas las personas. Eso sí, quien entra sale encantado. Y eso es lo que le paso a un niño que visitó la cárcel a últimos de octubre, que cuando le pregunte, ¿qué tal?, me dijo, con una sonrisa en su rostro, me ha encantado. Niños, esos pequeños individuos incapaces de mentir en cuyo rostro es posible ver el verdadero sentir de las cosas. Os mentiría si os dijera que todos los niños quieren entrar, y que a alguno no le ha dado un poco de miedo, pero la mayoría salen encantados de descubrir qué es eso de la antigua cárcel.
Y ¿qué es el C.I. de la antigua cárcel?, se trata de uno de los museo de Sepúlveda en el que los visitantes descubren la antigua prisión del Concejo que comenzó a construirse en el año 1543. Un centro de interpretación que nos habla de la reclusión desde diferentes puntos de vista, pues preso no sólo está el reo que comete un delito. Es por ello que visitar la cárcel de Sepúlveda es sumergirte en una forma distinta de contar con un objetivo, poner en valor el privilegio de vivir en libertad.
En este lugar también se encuentra la oficina de turismo, en donde informamos, recomendamos, escuchamos, ayudamos y dibujamos las primeras palabras del libro en blanco que cada viajero empieza a escribir cuando visita nuestra localidad y el maravilloso entorno que nos rodea.
Sin duda, un lugar que descubrir, un lugar que vivir, cada uno a su manera, y en el que es posible desarrollar y crear cientos de cosas, porque la libertad en este caso está donde la imagines.
Los pueblos son rincones y lugares, calles y soportales, gentes en silencio y que no paran de hablar.
Yo sin duda me quedo con otro silencio, no el de estos muros, porque este silencio remueve el corazón y, para algunos habitantes de Sepúlveda, incluida yo, el alma. Pero conocer los distintos tipos de silencio te hace ser más humana.