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La opinión de nuestros lectores

Tratar igual a los desiguales genera más desigualdad: el PAIMP y los pueblos pequeños

El alcalde de Riaguas de San Bartolomé reclama a la Diputación que establezca porcentajes diferenciados de cofinanciación en el PAIMP según el tamaño de los municipios. Los pueblos más pequeños tienen serias dificultades para aportar el 30% que exigen las convocatorias, especialmente cuando se aprueban planes extraordinarios en el mismo ejercicio.

Para los municipios de la provincia el acrónimo que encabeza el título de este artículo significa mucho. Y para los más pequeños como Riaguas de San Bartolomé, casi todo. El Plan de Ayudas a Inversiones Municipales de la Provincia (PAIMP) es la subvención estrella de la Diputación, mediante la cual los municipios destinan los fondos que reciben por esta vía a la realización de diferentes obras, dentro de las líneas que la convocatoria establece con carácter anual: alumbrado público, renovación de red de agua, pavimentación de calles… La Diputación financia el 70% y los respectivos Ayuntamientos el 30% restante.

Es justo reconocer que en los últimos años se han producido mejoras en esta convocatoria. Así, hace tiempo el PSOE presentó una enmienda que planteaba la posibilidad de fraccionar la subvención para que se pudiera dedicar a más de una obra y ahora ya es posible. También hay que reconocer avances en los criterios que se establecen para el reparto del dinero a los diferentes municipios. Sí he notado que el año en el que hay elecciones municipales, como en la parábola de los panes y los peces, se produce el milagro y el dinero disponible parece que se multiplica.

Un porcentaje único para realidades muy distintas

En la visita institucional que este verano realizó el presidente de la Diputación a Riaguas tuve la ocasión de manifestarle lo que el PSOE lleva defendiendo hace tiempo: no es justo mantener el mismo porcentaje de cofinanciación para todos los municipios de la provincia independientemente de cuál sea su población, es decir, tratar igual a los desiguales. Es necesario establecer diferentes tramos de cofinanciación. Riaguas tiene 30 vecinos censados y las vías de ingresos son únicamente las conocidas por todos y que podemos denominar "estructurales", lo cual hace que, como muchos otros pequeños pueblos, tengamos verdaderas dificultades para aportar la cofinanciación que se nos exige en casi todas las subvenciones que recibimos.

"No estamos pidiendo que nos regalen nada"

Me adelanto a los "peros" que se pueden hacer a esta propuesta porque "no estamos pidiendo que nos regalen nada". No se puede achacar a nuestro Ayuntamiento que tenga una carga impositiva baja, creemos que está muy ajustada a la realidad de un pueblo como el nuestro. Y desde luego que tampoco somos un Ayuntamiento despilfarrador: los gastos para actividades lúdicas y/o festivas, aun reconociendo su importancia, los tenemos totalmente controlados. No somos de los que pueden gastar en orquestas miles de euros para tocar 4 horas una noche de verano.

El problema se multiplica cuando, como ocurrió en 2024, la Diputación aprueba un PAIMP extraordinario - aunque se le asignó otro nombre: Plan Extraordinario de Sostenibilidad y Eficiencia (PESE) - para destinar parte de los fondos obtenidos de la venta de acciones de Quinta Real a inversiones en los municipios de la provincia. En su momento ya planteamos que un PAIMP extraordinario que exija el mismo porcentaje de cofinanciación, el 30 %, hace que municipios como el de Riaguas tengan que hacer malabarismos, porque es prácticamente imposible, dada la escasez de recursos propios, atender a dos porcentajes de cofinanciación en un solo año. Y a las pruebas me remito: para no perder esa oportunidad concurrimos a la convocatoria del PESE y la consecuencia fue que tuvimos que renunciar a parte del dinero que nos correspondía de la convocatoria ordinaria para no desequilibrar nuestro presupuesto. Y no solo eso, al ir tan ajustados, cualquier gasto imprevisto nos supone, tomando prestado el título de la canción de Barricada, "otra noche sin dormir", dando vueltas una y otra vez para decidir de dónde se quita lo que en realidad no se tiene.

Se argumenta desde la Diputación para no acceder a esta petición que si no se exige que los Ayuntamientos pongan dinero, los alcaldes no valoran lo que se concede. El argumento me parece, cuando menos, desafortunado. No conozco a ningún alcalde, de ningún partido político, que no valore hasta el último euro que tiene que gastarse. Seguro que alguno habrá, pero no podemos elevar la excepción a categoría de norma. Y aportar por ejemplo un 10% en vez de un 30%, no significa no poner dinero. Aunque incluso, en caso de convocatorias extraordinarias, no considero nada El PESE II: alegría o frustraciónarbitrario no exigir ni siquiera ese 10%.

El PESE II: alegría o frustración

Pues bien, en el proyecto de presupuestos para 2026 que ha presentado la Diputación, se establece, además del PAIMP, una partida de 2,5 millones de euros (serán 5, en dos años, cada año 2,5) para una nueva convocatoria extraordinaria (PESE II). Y lo que debería ser un motivo de alegría se convierte en preocupación y todavía peor, en frustración ante la imposibilidad de acceder a unos fondos que para los pequeños municipios son una tabla de salvación. Creo que no debemos hacernos trampas en el solitario. Esto beneficia a los municipios que tienen fondos suficientes para atender a inversiones con sus propios presupuestos, y que en caso de convocatorias extraordinarias pueden canalizar una buena parte a cargo del 70% que financia la Diputación. Al resto no nos queda otra que elegir entre susto o muerte.

En fin, pido a los responsables de la Diputación que sean sensibles a una propuesta con la que estamos de acuerdo la gran mayoría de alcaldes de los pueblos con escasa población, y que nada tiene que ver con el color político del Ayuntamiento sino con el tamaño del municipio. Lo que decía al principio: tratar igual a los desiguales, en ocasiones genera más desigualdad.

Fernando Pérez Peña
Alcalde de Riaguas de San Bartolomé